En
un amanecer menguado
se
alza la luna para contestar
desde
el recato de su propia mengua.
La
tenemos por roca inanimada
mas,
ni siquiera, al opacarnos
nos
igualamos a un cuarto menguante,
pues
no hay luz en nuestras despedidas
(aunque fuera por astro prestada),
ni
sonrisas prudentes naciendo
en
el seno de nuestra merma.
Tan
sólo la pueril vanagloria
que
se apresta a comenzar el día
cercenando
cabezas, degollando gargantas,
como
quien ha de podar la mesura.
Y
esa fría roca que ya no miramos,
velando
nuestros ya vedados sueños
esboza
nuevamente una sonrisa,
para
luego hundirse impasible
en
el sueño del firmamento.
.lacl
20 de Octubre, 2017, atardecer…
MANTRA
Y para balancear, pues no es un canto
esperanzador, ya que no versan estas frases sobre la factibilidad de que nuestro
sosiego se tienda en comunión con "anima mundi", dejamos este hermoso
mantra…
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