A Héctor Berenguer
Todo final no
dictaminado por las Moiras
es, por fuerza, un
final provisorio.
Tal es, sospecha uno,
la ilusión
que se corea desde este
lado del espejo.
Una vez cruzada la
línea,
el final se viste de
principio.
Pero, ¿cruzamos un
espejo o un reflejo?
¿Hay un camino allí,
iniciándose
al otro lado del último
suspiro?
¿Ondula acaso un cedazo
no visible
entre las pulsaciones
de la carne,
con su ululante ser no
siendo,
y esa eterna caída en
el remanso
de un siendo no ser
en escondido gerundio?
lacl, Febrero 2020 (Revisado y corregido en Enero 20 de 2021)
P. S. Revisando las memorias del pasado inmediato y del no tan inmediato, me encuentro con este boceto o conato de poema dedicado al querido amigo, un amigo que nos dio el azar verdaderamente real maravilloso. Los arrebatos de un mundo atiborrado de imágenes prestadas, monsergas, confinamientos e hibernaciones lo puso en un desván. Antes de que se apolillara lo he sacado de allí para ventilarlo por acá...
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