martes, 19 de noviembre de 2019

Sinenomine. El nombre de la ficción, una memoria, lacl / San Miguel y Cantos de Pilón - Aquiles Báez, Adolfo Herrera y Gustavo Márquez con Betsayda Machado




Comentario previo: esta nota se me había quedado en el tintero, debido a uno de esos fallos digitales que se vuelan la memoria de nuestros equipos de computación, arrastrando con ellos parte de nuestra memoria. Por fortuna, habíamos guardado la nota en la red de Facebook, así que, por dejar memoria de los amistosos encuentros, aquí la reproducimos ahora...
lacl

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El pasado jueves nos cupo el gusto de comparecer a un ameno convite. La presentación de la antología narrativa de Sinenomine, peña literaria que ya ha arribado a sus maravillosos trece. Jovialidad es una palabra que me viene a la mente, cada vez que pienso en esa peña y, por supuesto, en el querido Sael Ibáñez. Hay un gusto y regusto vital en este grupo de amigos que se juntan so pretexto de honrar a la ficción que yace en toda palabra. En sus palabras de salutación, Sael nos legó una apretada maravilla: no hay literatura que no sea fantástica. Esto para desacralizar aquel anciano e impostado culto por el pretendido realismo en las artes. No hay nada tan realista como la fantasía, ni nada tan fantástico como la realidad. Y con lo dicho, Sael lanzaba a la mesa un estupendo acicate para acometer la lectura de la palabra recogida en esta antología, lo que ya un servidor ha hecho.

No solemos saltar con frecuencia al ruedo del acontecer literario. Y a veces se siente uno un tanto desligado y (¿por qué no decirlo?) aislado de los aconteceres vitales del colectivo, no porque prevalezca una íntima penitencia, sino por razones de peso mayor, pues la nave en la que vamos todos embarcados nos incita a movernos a contraviento. Pero, en fin, estos sentires son parte de toda disyuntiva personal.

Lo cierto es que la jovialidad de Sinenomine a que hago referencia, es un espíritu contagioso y laudable en un país que vive sumido en desazones. No se trata, con esto, de loar a un optimismo de falsete. Porque esta jovialidad deviene del hecho de crear y de creer. Se crea porque se cree. Y se cree porque se crea. Sano ejemplo para, como digo, un colectivo que, en los últimos años, se ha sumido -grosso modo- en la indolencia.

Y la enseñanza que queda flotando en el aire, luego de ser testigos de tareas gustosas como las de Sinenomine, es simplemente esta: ¡Hay que soltar las amarras!

Pero no quisiera cerrar esta breve glosa sin un comentario aparte. No puedo dejar de rescatar otro culto, tan bien servido la noche del jueves: el gusto por la sana y libérrima conversa. De gratas conversas fuimos testigos y por supuesto, también de ellas fuimos partícipes con los amigos.

Salud por estos reencuentros que nos revelan que este país está colmado de viveza, pero no de aquella que se asocia exclusivamente con la picardía, sino de aquella que viene enlazada a la jovialidad.


(lacl, 19 de Noviembre de 2016)


Locación: Librería El Buscón, Paseo Las Mercedes, Caracas.









 San Miguel y Cantos de Pilón - Aquiles Báez, Adolfo Herrera y Gustavo Márquez con Betsayda Machado



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