Noche de lluvia
Los truenos irrumpen
a lo lejos;
deletrean el fragor
de caos y creación
que domina el hálito
vibrátil de la vida.
E intercambian,
en arpegios brutales,
su estallido
con el pulso vigilante que,
a esta hora,
mantiene los ojos abiertos,
en complicidad con mollera,
pecho y oídos,
en el regazo de la oscuridad.
A lontananza rezan
sus versos estruendosos,
mientras el incesante discurso
de las aguas
que les sirven de corifeo,
impregna de una pausa
al rumor de vida
entre los prados.
Estás solo, te dices
(aunque no estés solo),
porque íngrimo y solo
te encuentran en la escucha.
Y en tan preciso momento
eres vigía y centinela,
el sereno y el amante
que, en vela,
rinde su culto a lo amado,
y en la hora única de la verdad,
en el plexo de una indefensión,
eleva en silencio sus gracias.
lacl, 30 de mayo, 2025. Antes del alba..
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