No conozco otro medio más idóneo y feliz, entre los que nos vienen legados por la mano humana, que un buen libro para formar un corazón en vívida conexión con el alma propia y con el alma del mundo.
El principal problema de la modernidad es que se ha perdido el culto de la lectura de los buenos libros. Es literatura que ha quedado reducida a minorías.
Y un problema subalterno, pero no menos importante, es la banalidad de contenidos que hoy inunda la industria del libro. Lo que va destinado a la lectura de las mayorías es bazofia, un mundo ficticio y ahíto de artificios.
Y se nos presenta acá un paralelismo con la Edad Media, en la que los libros necesarios y que han servido de bastión para apuntalar el sentido espiritual de la humanidad, estaban reducidos, aunque por razones no exclusivamente económicas, a la lectura por parte de grupos minoritarios.
Aquel poderoso caballero del que nos hablaba Quevedo, sigue marcando el rumbo de nuestros pasos ... "modernos" ...
lacl, 11 de agosto, 2024.
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