Cierta vez, mi papá nos dio un susto con un quebranto de salud. Y, la verdad, todos llegamos a pensar que estaba por despedirse, inminentemente, de nosotros; lo que dio motivo a las palabras que debajo adjunto, mientras lo acompañaba por las noches, durante la hospitalización. Aunque se recuperó y nos acompañó un tanto más en nuestro transitar, hasta que se cansó y dijo: ya basta! Quiero salir de esta cárcel que es el cuerpo (me lo dijo textualmente antes de irse: "el cuerpo es una cárcel")... Y se fue entre sueños...
Hoy, 13 de marzo, se conmemora un día más de su advenimiento al mundo.
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(Acompañando a mi padre en su lecho de enfermo)
I.
Guarda la noche contigo
Ella es una y la misma
cada una de las noches de nuestras vidas
Y cuán frágil es
-a nuestros ojos-
la permanencia de su dúctil parsimonia
entre nosotros.
La irreverencia de los pájaros,
ante la hazaña del hombre,
es poco apreciada
por nuestros lentes de aumento,
pero es sabido que
los pájaros hacen silencio
cada noche,
no ante los logros del hombre,
sino ante la cúpula del cielo,
gran madre de todas las cosas
II.
Guarda la noche contigo
Ella es un bello manto que podemos rasgar,
hacer jirones
Podemos, luego, sentir remordimiento,
quedar, quizás, estupefactos
ante una prestada noción de vacío
O acaso al final resulte que todo
nos importe un bledo.
Pero un paso más allá de todo este acomodo nuestro,
adverbial, de circunstancia
y un paso más acá de este vivir complementario,
entre podas de flores axiomáticas,
a nuestro pesar o sin él,
sus hebras de ébano y oro,
en amoroso contrapunto
y siempre en silente dicción
que nunca acaban de empezar,
su tela de azar nos restablecen
La noche vive a contrapunto.
Llévala contigo,
déjate llevar por ella.
III.
Guarda la noche contigo
Más allá de todo logro
subyace una acechanza,
más allá de toda hazaña
palpita una obra humilde
Guárdala en tu pecho
.......
(Estas rasgaduras forman parte de Cuadernario, libro de imágenes publicado en Colombia en el 2007)
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