Si la vida humana se viviera con justeza, todo ser humano debería ser viajero, cuando no poeta...
- Oiga, y usted, ¿qué hace, a qué se dedica? Le preguntarían a uno.
- ¿Yo? Soy viajero, respondería uno, a pulmón henchido.
- Pero, ¿para qué? ¿con qué finalidad? ¿le pagan por eso?
- Viajo para viajar (no se complicaría uno aduciendo que por el mero gusto de ver o de vivir). Y no, no me pagan por eso, pero deberían…
- “Qué desvergonzado”, escucharía uno decir al que se aleja farfullando entre dientes.
Pentagrama
A la sombra de un león
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