martes, 19 de septiembre de 2023

LABERINTO. Para un acercamiento interior (o internalización) de o a la noción de laberinto. - Juan Eduardo Cirlot. Diccionario de símbolos. / Estampas del laberinto. / Derviches



LABERINTO *

Para un acercamiento interior (o internalización) de o a la noción de laberinto. La interiorización no ha de ser asumida desde la óptica interpretativa que basa sus fundamentos sobre las premisas de un discursivo entendimiento sino, por así decir, permitiendo que el espíritu razone; razón mayor, a la cual se le abren los portales con la humildad de quien, sabiéndose parte del todo, sabe que no es el dueño de la razón ulterior.

Salud, lacl.

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Laberinto

Construcción arquitectónica, sin aparente finalidad, de complicada estructura y de la cual, una vez en su interior, es imposible o muy difícil encontrar la salida. Jardín dispuesto en igual forma. Los textos antiguos citan cinco grandes laberintos: el de Egipto, que Plinio sitúa en el lago Mocris; los dos cretenses, de Cnosos y Gortyna; el griego de la isla de Lemnos; y el etrusco de Clusium. Es probable que ciertos templos iniciáticos se construyeran de este modo por razones doctrinarias. Plantas de laberintos, diseños y emblemas de los mismos aparecen con relativa frecuencia en un área muy amplia, en Asia y Europa, principalmente. Algunos, se cree, habíanse dibujado para engañar a los demonios y hacer que entraran en ellos, quedando presos en su interior. Supónese, pues, ya en los pueblos primitivos, que el laberinto posee una cualidad atrayente, como el abismo, el remolino de las aguas y todo lo similar (8). Sin embargo, según Waldemar Fenn, ciertas representaciones de laberintos circulares o elípticos, de grabados prehistóricos, cual los de Pena de Mogor (Pontevedra), han sido interpretados como diagramas del cielo, es decir, como imágenes del movimiento aparente de los astros. Esta noción no contradice la anterior, es independiente de ella y hasta cierto punto puede ser complementaria, pues el laberinto de la tierra, como construcción o diseño, puede reproducir el laberinto celeste, aludiendo los dos a la misma idea (la pérdida del espíritu en la creación, la ≪caída≫ de los neoplatónicos, y la consiguiente necesidad de buscar el ≪centro≫ para retornar a él). Una imagen de la obra De Groene Leeuw, de Goose van Wreeswyk (Amsterdam, 1672), muestra el santuario del lapis alquímico circulando por las órbitas de los planetas, figuradas a modo de muros que dan lugar a un laberinto cósmico (32). El emblema del laberinto fue usado con frecuencia por los arquitectos medievales. El acto de recorrer el laberinto figurado en el suelo, en un mosaico, se consideraba. como sustitución simbólica de la peregrinación a Tierra Santa (28). Unos laberintos en forma de cruz, que se conocen en Italia con el nombre de ≪nudo de Salomón≫, apareciendo muchas veces en la decoración céltica, germánica y románica, integran el doble simbolismo de la cruz y del laberinto, por lo que se suelen entender como el ≪emblema de la divina inescrutabilidad≫. En el centro del diseño así constituido no es difícil advertir la esvástica, que enriquece el símbolo por alusión al movimiento rotatorio, generador y unificador (4). Según Diel, el laberinto simboliza el inconsciente, el error y el alejamiento de la fuente de la vida (15). Eliade señala que la misión esencial del laberinto era defender el centro, es decir, el acceso iniciático a la sacralidad, la inmortalidad y la realidad absoluta, siendo un equivalente de otras pruebas, como la lucha contra el dragón. De otro lado, cabe interpretar el conocimiento del laberinto como un aprendizaje del neófito respecto a la manera de entrar en los territorios de la muerte (17). El laberinto se puede experimentar en la realidad de los dédalos de una ciudad desconocida, en especial de las ciudades antiguas u orientales. Nerval tuvo la obsesión del laberinto y en sus obras prueba haberlo experimentado de este modo, como pérdida en un mundo que es equivalente al caos.


* Juan Eduardo Cirlot. Diccionario de símbolos.






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