domingo, 28 de mayo de 2023

Psique, Erwin Rohde. El servicio de la poesía, lacl. / La música.. / ESTAMPAS..

 


Abro el libro de Erwin Rohde y me encuentro con un pasaje sugerente que merece una  distinción. Una  razón de peso lo justifica. Y es que a la luz de lo expresado por Erwin Rohde, se justifican las palabras con que Jacob Burckhardt subraya la importancia de la poesía a la hora de rescatar la esencia de los pueblos, dándole preeminencia, incluso, sobre los métodos del historiador. Jacob Burckhardt nos regala ese maravilloso pasaje en su libro "Reflexiones sobre la historia" el cual hemos reseñado anteriormente en algunas de las publicaciones del blog. Pero leamos el fragmento de Rohde, que no tiene desperdicio, haciendo una acotación: la palabra moral no debe ser interpretada a la luz de los tiempos modernos y al contexto de moralidad de nuestro tiempo. Se refiere por supuesto a una ética, pero ésta  supeditada al ethos particular establecido entre los hijos de la Grecia clásica. Ese es otro servicio que dona la poesía al legado de los pueblos, pues gracias a los poetas dramáticos o líricos (hay que recordar que para los griegos los escritores de tragedias eran poetas) es que podemos tener una visión de concepto general  sobre la esencia y  costumbres de  una cultura. 

El vocablo es puesto en negrillas en el texto original, con lo cual el lector presume que  debe tomar con atención esa noción basada en el código de la ética griega establecido en aquellos tiempos. En fin, agreguemos acá ese breve pero iluminador pasaje de Rohde. 

Salud, lacl.


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El pueblo griego sintióse siempre muy inclinado a reconocer a los poetas una posición que los de nuestro tiempo difícilmente apetecerían y que, desde luego, jamás podrían, aunque quisieran, alcanzar. No se creía atentar en lo más mínimo contra la dignidad literaria ni el valor artístico de un poema por el hecho de que se esperase de él, al mismo tiempo, una influencia educativa, adoctrinadora. 

Querríase que el poeta fuese el maestro de su pueblo, ya que a éste, en las condiciones de vida de Grecia, nadie sino él podía hablarle con ese carácter. 


El poeta debía, sobre todo, adoctrinar a su pueblo en el más alto de los sentidos allí donde las palabras, elevadas a augusta poesía, versaban sobre los problemas y las ideas de la religión y acerca de la religión relaciones entre esta y la moral. En estos casos, el poeta podía con las reflexiones de su espíritu sagaz, suplir lo que dejaba al descubierto la falta de un código de moral popular sancionado por la religión. El poeta contribuye a afianzar el patrimonio común de ideas morales que ha ido formándose en la vida civil de los hombres, al darles clara e inolvidable expresión en sus obras, articulándolas coherentemente en un todo. Puede, así mismo, desarrollar y ahondar las ideas de la moral popular, darles un temple más fuerte al fuego de concepciones más severas, explicarlas y esclarecerlas a la luz de una comprensión más elevada de lo divino. En la seguridad de que lo que el poeta devuelva al pueblo, acuñado con el sello de su personalísimo modo y de sus opiniones personales, no quedará en fugaces ideas de uno solo o de unos pocos, sino que echará raíces en los ánimos impresionables y será incorporado por muchos y de un modo permanente al acervo de sus convicciones.


Erwin Rohde, Psique. Profanos líricos y trágicos.

La tragedia, fragmento, página 219. FCE,

Segunda reimpresión, 1994.


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La música


ESTAMPAS







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