martes, 31 de mayo de 2022

Fragmentarias, de mi cuaderno Inscripciones en el dolmen, lacl. / Armando Orefiche. Alguien que debería ser más escuchado...

  


El ego.

No solamente es imposible eliminarlo, sino que es imprescindible que ello no suceda. Lo importante es que, como todo lo que existe, no enferme; sobre todo, que no se auto agreda con supra valoraciones de sí mismo. Que una continuada exacerbación deviene en una hinchazón. Y una hinchazón en esa zona es un tumor que ni ve ni siente su portador. 

lacl. 13 de mayo de 2021


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Si uno se detiene, se baja del carro, le toma unas cuantas poses a la luna, algunos transeúntes parecen pensar que uno anda loco, algunos se ríen, una pareja pasa a un lado, se miran el uno al otro, como preguntándose, ¿qué le pasará a este tipo? ¿no ha visto nunca la luna? Y dando por sentado que ellos sí que la han visto. Quizás sí la vieron, pero no parece que la hayan amado, al menos por un breve lapso de sus vidas...

lacl, 13 de mayo de 2020




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GALERĺA DE ORFEO

Nota Bene: este blog tiene intereses exclusivamente culturales, artísticos y humanísticos al divulgar contenidos audiovisuales de terceras partes. Los derechos de autor de los mismos pertenecen a quienes los realizaron y pueden ser disfrutados en su red en caso de que no puedan ser visualizados acá.


Mi madre siempre decía: nada como las orquestas de antes. Pues bien, aquí hay una que debería ser escuchada muy a menudo, la de Armando Orefiche... Una de las orquestas emblema de nuestra música caribeña y latinoamericana, en mi humilde opinión...







Concurrir, concursar, competir, lacl /



Nunca me ha causado beneplácito la palabra concurso, por la sencilla razón de haber yo nacido en el ombligo de una época en la que el con-curso ha sido conceptuado y difundido como una desaforada carrera por llegar a una meta antes - y a como dé lugar- que cualquier otro par, condición que ha desvirtuado totalmente la nobleza que radica en la concurrencia de personas que han dedicado sus vidas a, por ejemplo, los estudios humanísticos o, al menos, a algunos asuntos específicos dentro del amplísimo temario que comprende el humanismo. 

Supongo que malas artes o mala praxis no son inventos de la modernidad. Supongo, además, que la palabra filtro ha de haber sido usada o manipulada desde la era antigua de un modo intencionalmente subliminal. Supongo, por poner un ejemplo, que los intereses personales han tenido siempre un importante peso en la toma de decisiones de las instituciones que llaman públicamente a un concurso de credenciales.

Pero no me imagino a un coro de jueces diciéndole a Eurípides que no puede participar en la contienda teatral del año en curso, por medio de una carta en la que abunda una vacancia de bien sustentadas razones. 

Sin embargo, ¿qué duda cabe? es más que probable ( por no decir seguro ) que la humanidad se haya perdido algunas cuantas obras maravillosas o que una universidad se haya privado de los servicios de un calificado y abnegado académico por vía de una praxis sustentada sobre unos modales intencionalmente subliminales. 






sábado, 28 de mayo de 2022

Vida y muerte, sobre un fragmento de Eurípides recogido por Rohde en PSIQUE. / Galería de Orfeo, J. S. Bach

 


Esta mañana pensaba en una añeja sentencia o fragmento de Eurípides, rescatado de una de sus obras perdidas, Polyeidos. el cual cita Erwin Rohde en su libro Psique. 

Siempre me ha parecido que es muy probable que no haya una sola persona en el mundo que no hubiere pensado lo mismo, aunque quizás no se haya atrevido a declarado nunca a nadie, aunque sea a modo de suspiro en el pabellón de alguna oreja...

Escribió Eurípides:

[...  ¡ Quién sabe si acaso la vida no será una muerte 

Y lo que llamamos muerte la vida de ultratumba !  ...]

¿Cuántas veces no hemos pensado algo similar?  Erwin Rohde escribe en su texto que Eurípides formuló esto como una inquietante pregunta, aunque en el texto traducido aparece entre signos de admiración. Claro que hay conjeturas que, por su naturaleza, incitan a la indagación. 

Sin embargo, es admiración lo que deviene en nuestra imago cuando hacen irrupción estos pensamientos.


lacl, 27 de mayo, 2022









Galería de Orfeo

Nota Bene: este blog es una página que promueve intereses exclusivamente culturales, artísticos y humanísticos al divulgar contenidos audiovisuales de terceras partes. Los derechos de autor de los mismos pertenecen a quienes los realizaron y pueden ser disfrutados en su red en caso de que no puedan ser visualizados acá.





viernes, 27 de mayo de 2022

Unas consideraciones sobre el Popol Vuh, José Vila Selma. / Hay que escuchar a Juan Rulfo





En días pasados conseguí una antología que estaba traspapelada entre otros libros, publicada por Editora Nacional en 1981, a cargo de Jose Vila Selma. 

Extraigo de su nota introductoria estos fragmentos: 

"...  es decir, que la Palabra sigue siendo el punto de partida, el núcleo central de la estructura mental de la americania y, por tanto, de la primerísima noción que alcanzaron, y demostrado está que alcanzaron aquellos pueblos: la noción de la divinidad única..."

Más abajo sigue:

"... el mito en la mente amerindia no es una forma de llenar los tiempos desconocidos, obedeciendo a la necesidad de saciar toda laguna que pueda existir en el conocimiento de su linaje que los hombres individuales y los pueblos tienen -como ocurre en las grandes culturas antiguas mediterráneas y del oriente próximo y medio- sino que es la expresión del yo-mismo, es decir, la aceptación y la conciencia de que la Vida que se posee, que se comenzó a poseer en un instante del tiempo ido, estaba desde siempre integrada en el movimiento del Ritmo del cosmos; se ha formado siempre parte de la Vida, siempre el hombre ha comulgado con la Vida, aún antes de su nacimiento y esta es la primera convicción que se tiene de Sí y la forma como se concibe el orden,  el comienzo del orden, es decir, el origen que para la mente amerindia es la conciencia humana sabiendo que el caos existe, y en ese mismo instante comienza el orden, porque orden no es estratificación, ni nivelación, ni clasificación, sino conciencia clara de que todo puede ser destruido en el momento que se introduzca en aquello que al hombre afecta una mínima partícula de desorden; el caos se impondría de nuevo, porque el caos no es una etapa previa al orden, sino aquello que envuelve a la divinidad y desde cuyo seno misterioso lo santo pone en movimiento el dinamismo de la ordenación de la vida en sus múltiples expresiones..." 

Fueron palabras que subrayé en aquellas lejanas horas de lectura y que hoy vuelvo a rescatar.

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Juan Rulfo, entrevista.

Segmento de una entrevista qué es conveniente escuchar. La de Juan Rulfo no es una humildad fingida es un hombre natural. Lamentablemente la entrevistadora le interrumpe en el momento en que hablaba de su labor al servicio de la antropología social, espacio de tiempo en el que prácticamente dejó de escribir literatura, por así decir.

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Palabras en libertad, lacl / Guarida de los poetas: Miguel Hernández. / Estampas, Una gruta en el cielo, lacl.

 


Cuando Mallarmé acotaba que la poesía está hecha de palabras, no de ideas, acaso quiso resaltar la libertad del sentir ante la brida de la voluntad. Cuando el sesudo pensamiento quiere imponerse sobre lo vivido lo que surge es una expresión acuñada en un molde, no toma en cuenta el ajuar ni el ornamento, no toma en cuenta la belleza del sentir. 

La palabra no se conforma con tener sentido, la palabra es sentido, manifiesta un sentir. 

Las ideas están al servicio del corazón. 

La palabras valen por todo aquello que expresan y cuando se juntan unas a otras, natural es que quieran hacerlo en libertad.


lacl, 17 de mayo de 2022.




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Una lectura de Para la libertad, poema de Miguel Hernández 

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Sobre el competir, lacl / Pentagrama. La belleza. / Contemplaciones

 


Nunca me ha causado beneplácito la palabra concurso, por la sencilla razón de haber yo nacido en el ombligo de una época en la que el con-curso ha sido conceptuado y difundido como una desaforada carrera por llegar a una meta antes - y a como dé lugar- que cualquier otro par, condición que ha desvirtuado totalmente la nobleza que radica en la concurrencia de personas que han dedicado sus vidas a, por ejemplo. los estudios humanísticos o, al menos, a algunos asuntos específicos dentro del amplísimo temario que comprende el humanismo. 

Supongo que malas artes o mala praxis no son inventos de la modernidad. Supongo, además, que la palabra filtro ha de haber sido usada o manipulada desde la era antigua de un modo intencionalmente subliminal. 

Pero no me imagino a un coro de jueces diciéndole a Eurípides que no puede participar en la contienda teatral del año en curso, por medio de una carta en la que abunda una vacancia de bien sustentadas razones. Sin embargo, ¿qué duda cabe? es más que probable ( por no decir seguro ) que la humanidad se haya perdido algunas cuantas obras maravillosas, debido a esa praxis de unos modales intencionalmente subliminales.


lacl, 31 de mayo, 2022


La belleza
Aute


Contemplaciones






Remembranza. Hoy me siento de luto, lacl. Una anotación del 09 de julio de 2020. / Galería de Orfeo, El colibrí y la flor. Na batucada da vida.



Hoy me siento de luto. Aunque sentir acaso no sea la palabra correcta, precisa. No es que me sienta de luto, sino que estoy de luto cerrado. Un luto por todos. 

Todos los que se han ido, todos los que van cayendo, minuto a minuto, como el incansable y silencioso segundero de un reloj de expiaciones y espiraciones. Pero ese luto no es un himno funéreo a los cortejos de la muerte, sino compasión por tanta vida no vivida, por tanto rechazo al exiguo suspiro que nace con un grito y se va con un silencio. Mi luto es por la muerte en vida vivida. 

A veces intuyo que al expirar se inicia, para todos nosotros, un “ser no siendo” al que llegamos desde un “no siendo ser”… No puedo explicar tal intuición, me resulta imposible, no encuentro palabras para ello. O, al menos, no me asisten a mí en esta hora extraña. Sólo este claquear, este tartamudeo. 

No sé si a todo ser humano ataque, en algún momento de soledad, este duelo neurálgico, inmensurable, definitivo. Mas sospecho que es la impiedad la que pauta los compases de una música sin ritmo ni cadencia.

Todos morimos un poco cada día, eso es innegable. Vamos en camino hacia la muerte; somos sus hijos, como bien dijera siempre mi padre. 

Ayer partió de estas praderas una señora a la que nunca conocí en persona, sino por mano interpuesta y a través de esta pantalla o ventana que es el mundo real virtualizado, gracias a un canal inextricable de redes y dígitos que “apixela” nuestros rostros y los regala a todo ser que a él se aventure o asome. Un alma de este mundo. Ella solía asomarse a la ventana. Simpatizaba con los contenidos poéticos y odiaba las injusticias. Nunca fuimos más allá del intercambio de palabras que uno deja entre los casilleros de este palomar que es una red tal como la que he intentado definir. 

Pues bien. Ayer, cuando en la fachada de su casa (o lo que llamamos muro), apareció una nota para anunciar el suceso de su propia desencarnación, sentí de pronto como un golpe silencioso y seco. Ese mismo que se lleva a nuestras madres, hermanos y amigos y hasta (¡dioses y hados, no lo quieran!) hijos y amantes. Ipso facto pensé en mi madre, quien vino en todo su esplendor, una vez más, como tantas veces ha venido a hacer presencia. Y una ola de compasión me envolvió. 

Hoy vuelvo a orar y a implorar por una palabra vertebradamente poética (pues orar es poetizar); por un advenimiento de la compasión en todo pecho humano. No hay que predicar una religión en particular para que la compasión encarne en nosotros. Bastaría sólo con que nos pongamos en los zapatos del otro, existencialmente hablando, migrar al otro por los aires, aunque sea por un breve instante. No hablo desde ningún istmo de religiosidad. Hablo del espíritu que a todo pecho insufla, sea ateo o creyente, sea crédulo o incrédulo. Porque la compasión es una red o cedazo de otro orden, es como una grieta que se abre en el aire o en los cielos y por la que se cuelan luz y oscuridad, misterio o enigma, pero –también- algo insondable que jamás lograremos tasar, medir ni sopesar, algo que trasciende al cosmos y acaso le dé sentido a nuestro breve respirar: el (se me eriza la piel toda al sentirlo) avatar o cualidad de un corazón que es capaz de sentir por los demás, sentir por el resto, sentir por el cosmos. Esa cualidad que va y ve más allá de todo cosmos y es la que, inopinada (y casi arrinconada) da sentido a nuestro vivir.


lacl, 09 de Julio, 2020.



Galería de Orfeo

El colibrí y la flor


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Sobre el abrevadero de la poesía, lacl. / Guarida de los poetas: CAD GODDEU

 


Siempre he presentido (más que creído) que se es poeta cuando se siente el entorno vibrando junto a uno. La mística comunión que se establece entre el ser y el viento o entre el ser y el firmamento es, me parece a mí, epifanía de la poesía. Lo mismo ha de suceder entre el ser y la palabra. No importa que la palabra haya sido enunciada por otro. En la comunión mística con esa palabra se alcanza la poesía. A veces nos cabe la fortuna de poder emitir alguna palabra poética saliendo de nuestros labios o de nuestra mano al papel y que, a veces, tenemos como propia, pero que, en realidad, no lo es, pues esa palabra baja de las nubes y se inficiona en nuestros pechos para, de allí, rebotar hacia afuera... 

lacl, 15 de mayo de 2022




Guarida de los poetas

Cad Goddeu

La batalla de los árboles

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Uno de los poemas ancestrales a que hace referencia Robert Graves en su tratado sobre la Diosa Blanca...




Fragmentarias, Anselmo Di Testarudtto - Fragmentarias, lacl. / Galería de Orfeo, Nube blanca


La llama del pensamiento 


El poeta camina siempre entre la bruma.

*

Jamás pretendería que se le vea.

*

Es el desapercibido. 

*

Cuándo se hace notar pierde nobleza. 

*

Respira entre la bruma, con dificultad, pero ese es su aire. 

*

Le toca balbucir la palabra en el ombligo de la asfixia. 

*

Anselmo Di Testarutto, Apotegmas contra la peste. Turín, 1935

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Yo no estoy en contra de la corrección. Como amante de la palabra y del ejercicio con el lápiz,  puedo decir que tengo papeles que se están corrigiendo desde que era un muchacho y que acaso nunca verán la luz porque sólo serán eso, un eterno corregir. Pero cuando digo que un poema puede escribirse en un raptus es porque ha sido dictado, lo cual ocurre, generalmente, entre sueños, sean sueños despiertos o de ensoñada vigilia, o esos susurros que, en forma de cifra y misterio, nos dan voz de alerta y nos sacan de la cama. Si el dictado apareció en modo literal y claro no me parece correcto corregirlo, es un dictado y uno debe ser fiel a tales susurros; en cambio, si el susurro viene entre neblinas, quizás sí haya que hacer algún aporte, como una expedición de vuelta al sueño y, como un arqueólogo, buscar aquello que está perdido entre las palabras que irrumpieron por la musitacion de unos labios que se acercan a un oído.


lacl, 26 de Agosto, 2021 




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Es una tradición, en todo sistema totalitarista, el veto, la expropiación, la apropiación indebida, la usurpación, el desmontaje del aparato cultural previo o preestablecido. 

Allí donde comienzan los totalitarios a impartir la autoridad, lo hacen a fuerza de edictos (o por  fuerza bruta) y la única y sencillísima premisa de todo clan totalitario es, precisamente, la de totalitarizar la negación plena y absoluta de la urdimbre social en sus costumbres, con miras a imponer el decálogo de un nuevo "ejército de salvación", del que no se salva nada. 

El único fin que persigue el clan totalitario es apropiarse de todo. Cuando las masas les compran sus epidérmicos discursos lo hacen esperanzadas en la creencia de que serán propietarios conjuntos. Tarde se suelen dar cuenta de que los totalitarios no tienen discurso y que sus discursos son sólo tramoya, tarde se dan cuenta de que sólo tienen un leitmotiv: dominarlo todo, apropiarse de todo y, negando al individuo, negar a todos.


lacl. 24 de mayo, 2022.

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Galería de Orfeo

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Nube blanca




domingo, 22 de mayo de 2022

El tic tac detrás del muro, lacl / For Once In My Life

 




Escucho el roer 

de un reloj de cuerda 

tras el muro,

como enterrado 

en la arena del tiempo

Se escucha el segundero 

corriendo, pertinaz

Sus segundos marchan 

a otro paso

A veces raudo,

como un agitado respiro

o el redoble incansable 

de los cueros de la guerra

Otras noches puntúa lentamente 

como el goteo de un nido 

que preñado quedó de la lluvia

Es un rincón del orbe 

signado por un mágico avatar

Aunque no atinemos a palpar 

si es la esquina 

de un sagrado fuego 

o el crujir de una honda 

destemplanza del sueño

¿Quién o quiénes serán 

los encargados de dar 

cuerda al minutero?

¿Acaso una red de cangrejos 

confabulados 

con el sigilo del verbo?

¿O una cofradía de duendes 

fugados de celadas y acertijos 

de una engañada esperanza?

Tus oídos se hacen

concha marina 

recogiendo el callado furor 

de inframundo, solfeando, 

un paso más allá, 

a centímetros del muro

Sabes que está allí, 

auscultándote, 

como tú a él

Casi podrías acariciarlo, 

darle cuerda o cantar con él 

Sabes que está allí, 

pero no puedes tocarlo 

ni fundirte plenamente con ello

No, en tanto no cruces el muro

Mientras vives, 

respiras a contrapunto


lacl, antes del alba, 22 05 22











domingo, 1 de mayo de 2022

Mark Twain, LA RAZA ANGLOSAJONA. /

 


Pocas cosas me parecen más saludables para nuestro intelecto -e, incluso, para nuestro corazón- que leer algunos cuantos párrafos de Míster Mark Twain (o Samuel Clemens). 

Mark Twain ha sido un maestro de la ironía. No parece que sea tan frecuente encontrarse con un escritor que desnude con humor y escarnio aquello que le encarna como ser humano.  Haciendo honor y, sobre todo, juego a su verdadero apellido, Mark Twain ha sido inclemente en su afán de develar la humana inclemencia. 

Dejemos acá una breve glosa sobre lo que escuchara y observara en el banquete anual de una organización autotitulada “The Ends of the Earth Club", en el año de 1906. 

Salud, lacl.

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LA RAZA ANGLOSAJONA

Para bien o para mal continuamos educando a Europa. Llevamos ya en el puesto de instructores más de un siglo y cuarto; no se nos eligió para él, simplemente lo tomamos, pertenecemos a la raza anglosajona. El pasado invierno en El banquete anual de esa organización que se llama así misma, The Ends of the Earth Club, el presidente, oficial de alta graduación, retirado del ejército regular, proclamó en voz alta y con fervor: <<Pertenecemos a la raza anglosajona, y cuando el anglosajón quiere algo simplemente lo toma.>>

Está afirmación fue aplaudida frenéticamente. Había quizá hasta 75 civiles y 25 miembros del ejército y la Marina presentes en aquella ocasión. La expresión de la admiración tormentosa de aquella gente duró casi dos minutos. Y mientras tanto, el inspirado profeta que había evacuado tan gran sentimiento -de su hígado, sus intestinos, su esófago o de dónde lo hubiera gestado- permanecía de pie, satisfecho, radiante, sonriente y emitiendo rayos de felicidad por cada uno de sus poros, rayos tan intensos que resultaban visibles y le hacían parecer la vieja figura del almanaque que representa a un hombre esparciendo signos del zodíaco en todas las direcciones. El orador permanecía tan absorto en su felicidad, tan inmerso en su dicha que sonreía y sonreía, olvidado totalmente de que se hallaba penosamente, peligrosamente roto y desarbolado en medio de la mar, en necesidad inmediata de recoger sus velas. 

El gran dicho del soldado, interpretado según la expresión que su autor puso en él, significaba en lenguaje llano: <<Los ingleses y los americanos son ladrones, bandoleros, piratas y nosotros nos sentimos orgullosos de pertenecer a esta combinación. >>

Ni uno solo de los ingleses o americanos allí presentes tuvo honor ni valor suficientes para levantarse y decir que se sentía avergonzado de ser anglosajón y avergonzado también de ser miembro de la raza humana, ya que esta raza debe soportar sobre sí la presencia de la infección anglosajona. Yo no podría realizar semejante función. No puedo permitirme perder los estribos ni hacer una exhibición pudibunda de mí mismo y de la superioridad de mi ética para poder enseñar a esta clase de infantes, honestamente, los rudimentos de este culto, porque no serían capaces de comprenderlo, no serían capaces de entender. 

Fue sorprendente ver aquella explosión de entusiasmo, infantilmente franca, honrada y alegre con ocasión del comentario mefítico del profeta soldado. Tenía el sospechoso aspecto de una revelación, un sentimiento secreto del corazón nacional sorprendido al expresarse y exponerse por un accidente impredecible, porque constituía un montaje representativo. Todos los principales mecanismos que constituyen la máquina que arrastra y vitaliza la civilización nacional se hallaban allí presentes -abogados, banqueros, comerciantes, fabricantes, periodistas, políticos, soldados y marinos- todos estaban allí. Parecían los Estados Unidos en torno a una mesa de banquete, calificados para hablar por toda la nación con autoridad y revelar la moral privada de ella a la vista pública. 

La bienvenida inicial a aquel extraño sentimiento no era una tradición aturdida de la que la reflexión les haría arrepentirse. Eso quedó bien patente por el hecho de que cuandoquiera que, durante el resto de la velada, un orador caía en la cuenta de que se deslizaba hacia el aburrimiento o la falta de interés, no tenía más que inyectar aquella gran moral anglosajona en medio de sus tópicos para hacer estallar de nuevo la alegre tormenta. 

Después de todo se trata única y exclusivamente del exhibicionismo ante la raza humana. Y ha sido siempre un rasgo peculiar de la humanidad el tener en reserva dos tipos distintos de moral: la privada y real y la  pública y artificial.

Nuestro tema ante el mundo es <<Confiamos en Dios>> y cuando vemos esas palabras de Gracia acuñadas sobre un dólar de Mercado (que vale apenas 60 centavos) parece siempre que se estremecen y sollozan de piadosa emoción. Ese es nuestro tema público. Y  transpira la realidad de nuestro tema privado que  es: <<Cuando el anglosajón quiere algo simplemente lo toma.>> Nuestra moral pública queda emotivamente expresada en ese otro tema noble y, sin embargo, suave y amable que indica que somos una nación de hermanos multitudinarios, generosos y amables unidos en uno -e pluribus unum-. Nuestra moral privada encuentra su guía en la sagrada frase: << Venid, caminemos con alegría.>>

De la Europa monárquica importamos nuestro imperialismo y nuestras curiosas nociones de patriotismo, es decir, si es que tenemos algún principio de patriotismo que alguien pueda definir precisa e inteligiblemente.  Entonces es justo sin duda que instruyamos a Europa, a nuestra vez, en retorno por estas y otras clases de enseñanzas que de tal fuente hemos recibido.

Hace algo más de un siglo dimos a Europa las primeras nociones de libertad que jamás había tenido; mediante ellas felizmente y en gran parte contribuimos a la Revolución Francesa y reclamamos una parte de sus beneficiosos resultados. Desde entonces hemos enseñado muchas lecciones a Europa. Si no hubiera sido por nosotros, quizás Europa jamás hubiera conocido la figura del entrevistador sensacionalista. Si no hubiera sido por nosotros, algunos de los estados europeos quizás nunca hubieran experimentado la bendición de los impuestos extravagantes. Si no hubiera sido por nosotros, la compañías navieras de Ultramar jamás hubieran conseguido dominar el arte de envenenar al mundo en busca de dinero. Si no hubiera sido por nosotros, los Trust de seguros quizás nunca hubieran dado con la mejor manera de explotar a huérfanos y viudas. Si no hubiera sido por nosotros, el resurgimiento largamente retrasado del periodismo nacionalista, irresponsable y encubridor de concupiscencias inconfesables, quizás se hubiera pospuesto  durante generaciones. Firme, continua y pertinazmente estamos americanizando Europa, y a su debido tiempo completaremos la tarea.


Mark Twain, Las tres erres. Editorial Guadarrama.