lunes, 10 de enero de 2022

Eliphas Levi. Palabras finales de El gran arcano del ocultismo revelado. / Galería de Orfeo: Beatitudes

 




Hay hombres que, como la luz los irrita y fatiga, vuelven su espalda al sol, mirando siempre a su sombra. 

Se creen cristianos pero adoran al diablo, otorgándole los atributos de Dios. 

Se llaman filósofos más adoran la nada y la anarquía, poniéndolas en lugar del ser eterno y del orden inmutable que preside la jerarquía de los seres. 

La afirmación temeraria y la negación absurda tienen también sus fanáticos, estos son los búhos de la inteligencia. 

Los que sólo ven en la noche de sus pasiones, al clarear el día, quedan ciegos. 

Jamás esos hombres comprenderán nada de la filosofía oculta. 

Para ellos solamente es oculta;

Oculta como el sol para los búhos;  

Oculta como el buen sentido para los fanáticos;  

Oculta como la razón para los insensatos. 

Pues es la filosofía de la luz, es la filosofía del buen sentido, es la filosofía exacta como los números, rigurosa como las proporciones de la geometría regulada y ordenada conforme a la naturaleza, evidente como el ser, infalible como las matemáticas eternas. 

¡Ciego el que no lo vea, pero más ciego aún quien pretenda verlo en la noche!

El Temerario que osa mirar al sol sin pantalla queda ciego y entonces, para él, el sol es negro. 

Nunca el estulto vulgar comprenderá la alta ciencia de los magos. Orfeo canta y los monos hacen muecas y gestos, esperando que el poeta elogie su cola. La gloria que se pide a la muchedumbre es ambrosía bien amarga, pues contiene mucha hiel y poca miel. Además, las palmas inmortales tardan en crecer y suelen no dar sombra más que a los féretros.

Los grandes hombres son poco ávidos de escuchar su gloria, saben que si el trueno ahorra el laurel este estará por suerte de complicidad entre azotes y azahares; la corona de laurel es, con frecuencia, corona de vértigos. La savia del laurel contiene el más útil de los venenos.

Es necesario atreverse para ocuparse seriamente de esta filosofía oculta, tratada con tanto desprecio por aquellos que la niegan y con tanto odio por los que la atribuyen al demonio; es preciso tener osadía, para contener a los fantasmas de la imaginación y a las inquietudes del espíritu; es necesario ser audaz para pensar de diferente modo que el vulgo, para oponer el inmutable y buen sentido de los sabios a las divagaciones siempre variables de la multitud. Dios ha puesto a nuestra disposición la paz y la dicha, pero es preciso atreverse a extender las manos hasta esos frutos del árbol de la vida, prohibidos por tantas quimeras y no temer tomarlos, porque una vez cogidos la naturaleza nos los donará. Recordemos que el cielo soporta violencia y quiere ser tomado por asalto. 

Si el infierno fuese región del patrimonio de la inteligencia valerosa que lucha en nombre de la razón y si el cielo estuviese reservado a la tonta temeridad que obedece al misterio, las gentes de honor y de corazón deberían ir todas al infierno, y éste sería entonces el cielo.

  Amor, he aquí el gran secreto de la Magia, pero hay que saber distinguir entre el amor que inmortaliza y el amor que mata. 

  Escribimos para hombres sin prejuicios. 

  Saber es ser. Dudar es ignorar. Pues bien, lo que dudamos o ignoramos no existe aún para nosotros.  


  Tales son las consecuencias del dogma filosófico de Hermes y tal es la filosofía de Los Rosacruz, herederos de todos los sabios de la antigüedad. 

 Finis Coronat Opus

Eliphas Levi.




Galería de Orfeo

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