domingo, 5 de septiembre de 2021

Guarida de los poetas: Eli Galindo, poemas. / La odisea de Orfeo.

 



Eli Galindo, gran poeta y mejor persona. A él le debo la lectura de unos cuantos y excelentes libros. Dejamos algunos de sus poemas, en su memoria. Yo conocí su poesía tempranamente, si se quiere, gracias al influjo de mi hermano y compadre Douglas Parra, hijo del poeta José Parra y no menos poeta que ese maravilloso y querido patriarca del alma de nuestras calles de la infancia. Luego me pondría, como un sabueso, a buscar mi propia edición de Los viajes del barco fantasma, hasta que la conseguí. Menos aún me imaginé que algún día sería su discípulo en las aulas de letras...

Salud, lacl.


San Baudelaire


San Baudelaire, patron mío

tú sabes que tengo en una lavativa

de lino, malva y almidón,

empapada el alma de Moliere


Si no eres un animal

sácame de esta tienda

y te nombro gran almirante

de mi flota del Atlántico


(Texto de un loco. Citado por Vicente Huidobro)



Afuera llueve Badelaire

y la lluvia entra en los vidrios de la noche

Me retiro al sitio donde vivo

cierro las ventanas

entro de pie al sueño

Dejo vagar mis rasgos sobre las yerbas cortas

Un perro negro lame mis cabellos

Me acerco a los ríos

donde los peces sacan las bocas del agua

y beben de la luna

Rozo las aguas con mi mano derecha

y la llevo a los ojos

desciende color a las siluetas que circundan dentro de mí

llenas de humedad

de tierra confusa


Regreso hondo


Caigo aún más en la noche


San Baudelaire extiende sus pardas alas

y me cubre el viento cargado de lluvia

y me veo cruzar las colinas

en su compañía

los dos cubiertos por capas negras

el hablando del infierno

y yo silencioso

tropezando con las rocas




Aqueronte


Oh yo tuve alguna vez ramajes sobre mis brazos un viento con aves cruzando mi cabeza


Soy un anciano que apenas puede mover sus aguas llevar la oscuridad del oleaje de una orilla a otra orilla


Me han lanzado bajo la sombra de las rocas en vez de sol hay sobre mis ojos un techo de tierra Ahora mi cuerpo es duro como la piel de una res vieja


Empujo con mis pocas fuerzas los muertos atascados en el lodo los envuelvo en mis cabellos cada día más grises soporto sus nados alocados y los llevo como una cinta de piedras puliendo las negras carnes


A veces cuando el viento de estas comarcas pasa rabioso apenas si levanto mis olas y me voy bajo las hojas amarillas cubierto de un vapor rojizo apagado por la bruma los ojos bajos puestos sobre mis piedras sobre las bocas abiertas


Sólo el viejo Carón navega en mis ojos rompe con sus remos mis cabellos hirvientes en aquellas partes donde soy profundo y tengo peces negros


Levanto la cabeza los párpados filtrados como un fantasma pongo las manos en mis escamas y lleno de locura me voy de bruces husmeando las grutas con el recuerdo de que una vez tuve vestiduras blancas y no este infierno.

*******

Y éste, que nos enviara la querida Mery Sananes...


Yo cambiaba el lugar de las colinas


Yo cambiaba el lugar de las colinas hacia el sur

y mi padre rodaba de sus brazos

las montañas azules para volverlas a su sitio


No tenía derecho a llevar estrellas fijas


Yo invocaba como un perro a mi madre

ella acudía dejándose caer por la lluvia menuda

sobre los árboles

ola que mueve de flores mi barca

mi barcaza rota

cubierta por las ropas del invierno


Mi madre canta como un sauce

como campana acaricia las heridas

mientras tomo licores perfumados

de lejanas y diferentes regiones

traídos por ella para hacerme conocer el mundo


Reman las ondas claras en la noche

la barca se acerca como un grano de arena

a la orilla

cruzo los remos en la noche

y escucho a mi padre perdido en los ramajes

en sus ojos

el correr de serpientes


El fuego de dos águilas rugen espejismos

y contemplan una espiral de polvo detrás de las colinas. 

                  Elí Galindo

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La odisea de Orfeo

Se publica sólo porque se conozca esta hermosa música; no tengo ningún propósito pecuniario o comercial sobre la misma. 





 


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