sábado, 31 de octubre de 2020

Guarida de los poetas: El iris salvaje, Louise Elisabeth Glück. De su libro Iris salvaje / Galería de Orfeo: Calling you across Lifetimes / Lost Songs of the Rhineland Harper - X/XI Century Music

 




Un mínimo tributo a una poeta, Louise Elisabeth Glück. Nuestra versión de su Iris salvaje.
salud!
lacl
P. S. Agregamos la coletilla de siempre en estos casos de las traducciones poéticas: es una versión provisional, como lo es todo en la vida.

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The Wild Iris   


At the end of my suffering

there was a door.

 

Hear me out: that which you call death

I remember.

 

Overhead, noises, branches of the pine shifting.

Then nothing. The weak sun

flickered over the dry surface.

 

It is terrible to survive

as consciousness

buried in the dark earth.

 

Then it was over: that which you fear, being

a soul and unable

to speak, ending abruptly, the stiff earth

bending a little. And what I took to be

birds darting in low shrubs.

 

You who do not remember

passage from the other world

I tell you I could speak again: whatever

returns from oblivion returns

to find a voice:

 

from the center of my life came

a great fountain, deep blue

shadows on azure seawater.

 

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El iris salvaje 

Al final de mi sufrimiento
había allí una puerta.

Escúchame bien: lo que llamas muerte
lo recuerdo.

Allá arriba, ruidos, ramas de un pino vacilante.
Y luego nada. El débil sol
temblando sobre la seca superficie.

Es terrible sobrevivir
como conciencia,
sepultada en tierra oscura.

Luego todo acaba: aquello que temías
ser un alma inhabilitada para hablar,
terminando abruptamente. La tierra rígida
se inclina un poco, y lo que tomé por aves
se hunde como flechas en las florestas.


Tú que no recuerdas
el paso de otro mundo, te digo que yo
podría volver a hablar: lo que sea que vuelve

del olvido regresa para encontrar una voz:


del centro de mi vida manó
un fresco manantial, profundas

sombras azules en celeste aguamarina.

 

Louise Elisabeth Glück De su libro Iris salvaje

(Versión, lacl)






Galería de Orfeo 

Calling you across Lifetimes

Lost Songs of the Rhineland Harper - X/XI Century Music



Alvaro de Campos (Fernando Pessoa) y su camino a Sintra / Nevoeiro, Fernando Pessoa (Gal Costa -Album: Mensagem)

 




Éste es un poema que he citado mucho, hasta el cansancio, cada vez que tengo que versar sobre el vivir. Lo he hecho en varias de las glosas publicadas en este blog, desde sus inicios. De alguna manera, este poema vino a mi vida para servir de puntal a mi alma. Es como un soterrado himno, vibrando cual inagotable llama, en algún recoveco entre el alma, la memoria y los pensamientos. Un recordatorio de nuestra endeblez. Un canto para agradecer. Cada vez que tienden a acrecentarse los oleajes del orgullo o de la soberbia, aparecen sus algas entre las aguas. Y el agua comienza a fluir al ras del viento, deja de ser pasto de absurdas asociaciones que nada tienen que ver con el vivir, como no sean todas las fruslerías que nos inventamos para usurpar su mero latido. No digo que sea un poema que resuelve cosas. Los poemas y los cantos acaso no tengan como misión el resolver ningún enigma, aunque nos puedan servir para arrostrarles. Si algo no es la poesía, intuye este servidor, es ser misionera. Tengo años intentando transcribirlo, de una bella traducción publicada por Editora Nacional en 1978, a cargo de José Antonio Llardent, una Antología de Álvaro de Campos, uno de los más sorprendentes heterónimos de Fernando Pessoa. Pero me he hecho una versión propia, que no difiere en mucho de la susodicha, sólo que he intentado mantenerla, en lo general, más apegada al léxico de la lengua madre, toda vez, que es una hermana tan cercana a nuestra lengua castiza.

Salud!

lacl

 

[AL VOLANTE DEL CHEVROLET POR LA CARRETERA DE SINTRA]

Al volante del Chevrolet por la carretera de Sintra,
a la luz de la luna y el sueño, por la carretera desierta,
solo guío, guío casi despacio, y un poco
me parece, o me esfuerzo un poco porque me parezca,
que sigo por otra estrada, por otro sueño, por otro mundo,
que sigo sin haber Lisboa dejado o Sintra a la que llegar,
que sigo, ¿y qué más habrá en seguir, sino no parar, mas seguir?

Voy a pasar la noche en Sintra por no poder pasarla en Lisboa,
mas, cuando llegue a Sintra, sentiré pena de no haberme quedado en Lisboa.
Siempre esta inquietud sin propósito, sin nexo, sin consecuencia,
siempre, siempre, siempre
esta angustia excesiva del espíritu por cosa ninguna
en la estrada de Sintra, o en la estrada del sueño, o en la carretera de la vida...

Maleable a mis movimientos subconscientes del volante
galopa por debajo de mí el automóvil que me prestaran.
Sonrío del símbolo, al pensar en él, y al virar a la derecha.
¡En cuántas cosas que me prestaran yo sigo por el mundo!
¡Cuántas cosas que me prestaron conduzco como mías!

¡Cuánto de lo prestado, ¡ay de mí!, yo mismo soy!

A la izquierda la casucha -sí, una casucha- al borde del camino.
A la derecha el campo abierto, con la luna a lo lejos.
El automóvil, que hasta hace poco parecía darme libertad,
es ahora una cosa en donde estoy aislado,
que sólo puedo conducir si en ella estoy encerrado,
que sólo domino si me incluyo en ella y ella me incluye a mí.

A la izquierda, quedó atrás, la casucha modesta, más que modesta.
Allí la vida debe ser feliz, sólo porque no es la mía.
Si alguien me vio por la ventana de la casucha soñará: ése sí que es feliz.
Tal vez para el niño que atisbaba detrás de los cristales de la ventana de arriba
haya yo quedado (con el automóvil prestado) como un sueño, como un hada real.
Tal vez para la muchacha que, al oír el motor, miró por la ventana de la cocina,
desde el piso de abajo,
sea yo algo del príncipe que hay en todo corazón de muchacha,
y de reojo pegada al cristal me siguiese hasta la curva en que me perdí.

¿Dejo sueños tras de mí, o es el automóvil el que los deja?
¿Yo, el conductor del automóvil prestado, o el automóvil prestado que conduzco?

En la carretera de Sintra a la luz de la luna, en la tristeza ante los campos y la noche,
conduzco el Chevrolet prestado, desconsoladamente,
me pierdo en la carretera futura, me sumo en la distancia que alcanzo,
y en un deseo terrible, súbito, violento, inconcebible,
acelero...
Mas, mi corazón quedó en el montón de piedras del que me desvié al verlo sin verlo,
en la puerta de la casucha,
mi corazón vacío,
mi corazón insatisfecho,
mi corazón más humano que yo, más exacto que la vida.

En la carretera de Sintra, al filo de la medianoche, luz de luna, al volante,
en la carretera de Sintra, qué cansancio de la propia imaginación,
en la carretera de Sintra, cada vez más cerca de Sintra,
en la carretera de Sintra, cada vez menos cerca de mí...

Álvaro de Campos, Heterónimo de Fernando Pessoa

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[Ao volante do Chevrolet pela estrada de Sintra]

Ao volante do Chevrolet pela estrada de Sintra, 
Ao luar e ao sonho, na estrada deserta, 
Sozinho guio, guio quase devagar, e um pouco 
Me parece, ou me forço um pouco para que me pareça, 
Que sigo por outra estrada, por outro sonho, por outro mundo, 
Que sigo sem haver Lisboa deixada ou Sintra a que ir ter, 
Que sigo, e que mais haverá em seguir senão não parar mas seguir? 

Vou passar a noite a Sintra por não poder passá-la em Lisboa, 
Mas, quando chegar a Sintra, terei pena de não ter ficado em Lisboa. 
Sempre esta inquietação sem propósito, sem nexo, sem conseqüência, 
Sempre, sempre, sempre, 
Esta angústia excessiva do espírito por coisa nenhuma, 
Na estrada de Sintra, ou na estrada do sonho, ou na estrada da vida... 

Maieável aos meus movimentos subconscientes do volante, 
Galga sob mim comigo o automóvel que me emprestaram. 
Sorrio do símbolo, ao pensar nele, e ao virar à direita. 
Em quantas coisas que me emprestaram eu sigo no mundo 
Quantas coisas que me emprestaram guio como minhas! 
Quanto me emprestaram, ai de mim!, eu próprio sou! 

À esquerda o casebre — sim, o casebre — à beira da estrada 
À direita o campo aberto, com a lua ao longe. 
O automóvel, que parecia há pouco dar-me liberdade, 
É agora uma coisa onde estou fechado 
Que só posso conduzir se nele estiver fechado, 
Que só domino se me incluir nele, se ele me incluir a mim. 

À esquerda lá para trás o casebre modesto, mais que modesto. 
A vida ali deve ser feliz, só porque não é a minha. 
Se alguém me viu da janela do casebre, sonhará: Aquele é que é feliz. 
Talvez à criança espreitando pelos vidros da janela do andar que está em cima 
Fiquei (com o automóvel emprestado) como um sonho, uma fada real. 
Talvez à rapariga que olhou, ouvindo o motor, pela janela da cozinha 
No pavimento térreo, 
Sou qualquer coisa do príncipe de todo o coração de rapariga, 
E ela me olhará de esguelha, pelos vidros, até à curva em que me perdi. 
Deixarei sonhos atrás de mim, ou é o automóvel que os deixa? 

Eu, guiador do automóvel emprestado, ou o automóvel emprestado que eu guio? 

Na estrada de Sintra ao luar, na tristeza, ante os campos e a noite, 
Guiando o Chevrolet emprestado desconsoladamente, 
Perco-me na estrada futura, sumo-me na distância que alcanço, 
E, num desejo terrível, súbido, violento, inconcebível, 
Acelero... 
Mas o meu coração ficou no monte de pedras, de que me desviei ao vê-lo sem vê-lo, 

À porta do casebre, 
O meu coração vazio, 
O meu coração insatisfeito, 
O meu coração mais humano do que eu, mais exato que a vida. 

Na estrada de Sintra, perto da meia-noite, ao luar, ao votante, 
Na estrada de Sintra, que cansaço da própria imaginação, 
Na estrada de Sintra, cada vez mais perto de Sintra, 
Na estrada de Sintra, cada vez menos perto de mim... 

Álvaro de Campos, Heterónimo de Fernando Pessoa 




Nevoeiro, Fernando Pessoa  (Album: Mensagem)








RILKE (CARTAS A UN JOVEN POETA) La primera carta (lacl) / GALERÍA DE ORFEO. Calling you across Lifetimes / RILKE PROJEKT "Omen & Orakel" / Les Musiciens de Provenza





Estas cartas, antes que su poesía incluso, cambiaron mi vida para siempre. Hay en ellas, lo siento así, un legado para el alma que anda buscando respiro. Por supuesto, la poesía de Rilke es grandiosa. Y basta que contemos con el solaz para leerle y caer en cuenta de ello. Es una palabra entregada, que no da cuartel ni pone puentes ni atajos para llegar a alguna parte, sea una costa o una morada, sin haber transitado el camino con todas sus escabrocidades. Pero en estas cartas también se devela ello como misión de la palabra. Quien habla (o escribe) toma en cuenta que se dirige a un joven que ha tenido el coraje de escribirle para  pedirle algunos consejos. Y lo que resultó de ello fue un legado, repito, que todo ser debería leer alguna vez en su vida. Claro, si el mundo fuera otro, en el que el alma tuviera su puesto en la mesa y se le invitara al festejo de la vida cada día... Sin más, la primera de sus cartas a Frank Kappus.
Salud!
lacl

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                        París, a 17 de febrero de 1903

 

Muy distinguido señor:

 

Hace sólo pocos días que me alcanzó su carta, por cuya grande y afectuosa confianza quiero darle las gracias. Sabré apenas hacer algo más. No puedo entrar en minuciosas consideraciones sobre la índole de sus versos, porque me es del todo ajena cualquier intención de crítica. Y es que, para tomar contacto con una obra de arte, nada, en efecto, resulta menos acertado que el lenguaje crítico, en el cual todo se reduce siempre a unos equívocos más o menos felices.

 

Las cosas no son todas tan comprensibles ni tan fáciles de expresar como generalmente se nos quisiera hacer creer. La mayor parte de los acontecimientos son inexpresables; suceden dentro de un recinto que nunca holló palabra alguna. Y más inexpresables que cualquier otra cosa son las obras de arte: seres llenos de misterio, cuya vida, junto a la nuestra que pasa y muere, perdura.

 

Dicho esto, sólo queda por añadir que sus versos no tienen aún carácter propio, pero sí unos brotes quedos y recatados que despuntan ya, iniciando algo personal. Donde más claramente lo percibo es en el último poema: "Mi alma". Ahí hay algo propio que ansía manifestarse; anhelando cobrar voz y forma y melodía. Y en los bellos versos "A Leopardi" parece brotar cierta afinidad con ese hombre tan grande, tan solitario. Aun así, sus poemas no son todavía nada original, nada independiente. No lo es tampoco el último, ni el que dedica a Leopardi. La bondadosa carta que los acompaña no deja de explicarme algunas deficiencias que percibí al leer sus versos, sin que, con todo, pudiera señalarlas, dando a cada una el nombre que le corresponda.

 

Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien - ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo yo escribir?" Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un "Si debo" firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Que hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso. Acérquese a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor.

Rehuya, al principio, formas y temas demasiado corrientes: son los más difíciles. Pues se necesita una fuerza muy grande y muy madura para poder dar de sí algo propio ahí donde existe ya multitud de buenos y, en parte, brillantes legados. Por esto, líbrese de los motivos de índole general. Recurra a los que cada día le ofrece su propia vida.


Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo.

 

Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él. Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas. Pues, para un espíritu creador, no hay pobreza. Ni hay tampoco lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente. Y aun cuando usted se hallara en una cárcel, cuyas paredes no dejasen trascender hasta sus sentidos ninguno de los ruidos del mundo, ¿no le quedaría todavía su infancia, esa riqueza preciosa y regia, ese camarín que guarda los tesoros del recuerdo? Vuelva su atención hacia ella. Intente hacer resurgir las inmersas sensaciones de ese vasto pasado. Así verá cómo su personalidad se afirma, cómo se ensancha su soledad convirtiéndose en penumbrosa morada, mientras discurre muy lejos el estrépito de los demás. Y si de este volverse hacia dentro, si de este sumergirse en su propio mundo, brotan luego unos versos, entonces ya no se le ocurrirá preguntar a nadie si son buenos. Tampoco procurará que las revistas se interesen por sus trabajos. Pues verá en ellos su más preciada y natural riqueza: trozo y voz de su propia vida.

 

Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.

 

Pero tal vez, aun después de haberse sumergido en sí mismo y en su soledad, tenga usted que renunciar a ser poeta. (Basta, como ya queda dicho, sentir que se podría seguir viviendo sin escribir, para no permitirse el intentarlo siquiera.) Mas, aun así, este recogimiento que yo le pido no habrá sido inútil : en todo caso, su vida encontrará de ahí en adelante caminos propios. Que éstos sean buenos, ricos, amplios, es lo que yo le deseo más de cuanto puedan expresar mis palabras.

 

¿Qué más he de decirle? Me parece que ya todo queda debidamente recalcado. Al fin y al cabo, yo sólo he querido aconsejarle que se desenvuelva y se forme al impulso de su propio desarrollo. Al cual, por cierto, no podría causarle perturbación más violenta que la que sufriría si usted se empeñase en mirar hacia fuera, esperando que del exterior llegue la respuesta a unas preguntas que sólo su más íntimo sentir, en la más callada de sus horas, acierte quizás a contestar.

 

Fue para mí una gran alegría el hallar en su carta el nombre del profesor Horacek. Sigo guardando a este amable sabio una profunda veneración y una gratitud que perdurará por muchos años. Hágame el favor de expresarle estos sentimientos míos. Es prueba de gran bondad el que aun se acuerde de mí, y yo lo sé apreciar.

 

Le devuelvo los adjuntos versos, que usted me confió tan amablemente. Una vez más le doy las gracias por la magnitud y la cordialidad de su confianza. Mediante esta respuesta sincera y concienzuda, he intentado hacerme digno de ella: al menos un poco más digno de cuanto, como extraño, lo soy en realidad. Con todo afecto y simpatía,

Rainer Maria Rilke


GALERÍA DE ORFEO

















Estancamiento, lacl - Breve anotación sobre un preocupante artículo / BBC NEWS Los nativos digitales son los primeros niños con un coeficiente intelectual más bajo que sus padres. / Pink Floyd -- Another Brick In The Wall - The Wall

 


Breve anotación sobre un preocupante artículo en torno a la robotización digitalizada y la idiotización, artículo que agregamos debajo, ya que nos parece importante su lectura y la toma de conciencia sobre este mal de la modernidad. La adicción a la tecnología digital significa un retroceso para la humanidad. Lo leímos en BBC NEWS.

Salud,

lacl

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Preocupa el estancamiento de la humanidad. No se trata únicamente de neo-cretinismo. Eso es sólo una parte del problema, aunque muy importante. Se trata también de una deformidad o, incluso, de un achicamiento del mundo simbólico y sensible de la psique. Es como si se le fuera negando agua y alimentos al alma, hasta que muere por desnutrición. Pensar es un derecho y un gusto creativo del fuero interior. Al negarles ese derecho a los infantes, se les está asesinando no sólo sus capacidades cognitivas, sino la posibilidad de una vida espiritual plena y en armonía con el mundo sensible. La humanidad luce cada vez más patentemente encaminada hacia la robotización.


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BBC NEWS Los nativos digitales son los primeros niños con un coeficiente intelectual más bajo que sus padres.

  • Irene Hernández Velasco
  • Especial para BBC News Mundo
  • Fuente: BBC NEWS

28 octubre 2020

"La fábrica de cretinos digitales".

Así se titula el último libro del neurocientífico Michel Desmurget (Lyon, 1965), director de investigación en el Instituto Nacional de la Salud de Francia, en el que cuenta con datos duros y en forma contundente cómo los dispositivos digitales están afectando gravemente, y para mal, al desarrollo neuronal de niños y jóvenes.

"Simplemente no hay excusa para lo que les estamos haciendo a nuestros hijos y cómo estamos poniendo en peligro su futuro y desarrollo", advierte en entrevista con BBC Mundo el experto, que tiene a sus espaldas una vasta obra científica y de divulgación y ha pasado por reconocidos centros de investigación como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) o la Universidad de California.

Su libro se ha convertido en un gigantesco superventas en Francia.

¿Los jóvenes de hoy son la primera generación de la historia con un coeficiente intelectual (IQ) más bajo que la anterior?

Sí. El coeficiente intelectual se mide con una prueba estándar. Sin embargo no es una prueba "congelada", a menudo se revisa.

Mis padres no pasaron la misma prueba que yo, por ejemplo, pero se puede someter a un grupo de personas a una versión antigua de la prueba.

Y haciendo eso, los investigadores han observado en muchas partes del mundo que el coeficiente intelectual aumentaba de generación en generación. A esto se le llamó el 'efecto Flynn', en referencia al psicólogo estadounidense que describió este fenómeno.

Pero, recientemente, esta tendencia comenzó a invertirse en varios países.

Es verdad que el coeficiente intelectual se ve fuertemente afectado por factores como el sistema de salud, el sistema escolar, la nutrición....

Pero si tomamos países donde los factores socioeconómicos se han mantenido bastante estables durante décadas, el 'efecto Flynn' ha comenzado a reducirse.

En esos países los "nativos digitales" son los primeros niños que tienen un coeficiente intelectual más bajo que sus padres. Es una tendencia que se ha documentado en Noruega, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos, Francia, etc.

¿Y qué está provocando esta disminución del coeficiente intelectual?

Por desgracia, aún no es posible determinar el papel específico de cada factor, incluida por ejemplo la contaminación (especialmente la exposición temprana a pesticidas) o la exposición a las pantallas.

Lo que sabemos con seguridad es que incluso si el tiempo que un niño pasa frente a una pantalla no es el único culpable, tiene un efecto importante en el coeficiente intelectual.

Varios estudios han demostrado que cuando aumenta el uso de la televisión o los videojuegos, el coeficiente intelectual y el desarrollo cognitivo disminuyen.

Los principales fundamentos de nuestra inteligencia se ven afectados: el lenguaje, la concentración, la memoria, la cultura (definida como un corpus de conocimiento que nos ayuda a organizar y comprender el mundo).

En última instancia, estos impactos conducen a una caída significativa en el rendimiento académico.

¿Y por qué el uso los dispositivos digitales provoca todo eso?

Las causas también están claramente identificadas: disminución en la calidad y cantidad de interacciones intrafamiliares, que son fundamentales para el desarrollo del lenguaje y el desarrollo emocional; disminución del tiempo dedicado a otras actividades más enriquecedoras (tareas, música, arte, lectura, etc.); interrupción del sueño, que se acorta cuantitativamente y se degrada cualitativamente; sobre estimulación de la atención, lo que provoca trastornos de concentración, aprendizaje e impulsividad; sub estimulación intelectual, que impide que el cerebro despliegue todo su potencial; y un estilo de vida sedentario excesivo que, además del desarrollo corporal, influye en la maduración cerebral.

¿Qué daños provocan exactamente las pantallas al sistema neurológico?

El cerebro no es un órgano 'estable'. Sus características 'finales' dependen de la experiencia.

El mundo en el que vivimos, los desafíos a los que nos enfrentamos, modifican tanto la estructura como su funcionamiento, y algunas regiones del cerebro se especializan, algunas redes se crean y se fortalecen, otras se pierden, unas se vuelven más gruesas y otras más delgadas.

Se ha observado que el tiempo que se pasa ante una pantalla por motivos recreativos retrasa la maduración anatómica y funcional del cerebro dentro de diversas redes cognitivas relacionadas con el lenguaje y la atención.

Hay que enfatizar que no todas las actividades alimentan la construcción del cerebro con la misma eficiencia.

¿Qué quiere decir?

Las actividades relacionadas con la escuela, el trabajo intelectual, la lectura, la música, el arte, los deportes, etc. tienen un poder estructurador y nutritivo del cerebro mucho mayor que las pantallas recreativas.

Pero nada dura para siempre. El potencial de la plasticidad cerebral es extremo durante la infancia y la adolescencia. Después, comienza a desvanecerse. No desaparece, pero se vuelve mucho menos eficiente.

El cerebro se puede comparar con una plastilina. Al principio, es húmedo y fácil de esculpir. Pero con el tiempo se vuelve más seco y mucho más difícil de moldear.

El problema con las pantallas recreativas es que alteran el desarrollo del cerebro de nuestros hijos y lo empobrecen.

¿Todas las pantallas son igual de dañinas?

Nadie dice que la "revolución digital" sea mala y deba ser detenida. Yo mismo paso buena parte de mi jornada laboral con herramientas digitales. Y cuando mi hija ingresó en la escuela primaria, comencé a enseñarle cómo usar algún software de oficina y a buscar información en internet.

¿Debería enseñarse a los estudiantes las herramientas y habilidades informáticas fundamentales? Claro. Asimismo, ¿puede la tecnología digital ser una herramienta relevante en el arsenal pedagógico de los docentes? Por supuesto, si es parte de un proyecto educativo estructurado y si el uso de un software determinado promueve eficazmente la transmisión.

Sin embargo, cuando se pone una pantalla en manos de un niño o de un adolescente, casi siempre prevalecen los usos recreativos más empobrecedores.

Esto incluye, por orden de importancia: la televisión, que sigue siendo la pantalla número uno en todas las edades (películas, series, clips, etc.); luego los videojuegos (principalmente de acción y violentos), y finalmente, en torno a la adolescencia, un frenesí de autoexposición inútil en las redes sociales.

¿Cuánto tiempo suelen pasar niños y jóvenes ante las pantallas?

En promedio, casi tres horas al día para los niños de 2 años, cerca de cinco horas para los de 8 años y más de siete horas para los adolescentes.

Esto significa que antes de llegar a los 18 años, nuestros hijos habrán pasado el equivalente a 30 años escolares frente a pantallas recreativas o, si lo prefiere ¡16 años de trabajo a tiempo completo!

Es simplemente una locura y una irresponsabilidad.

¿Cuánto tiempo deberían dedicar los niños a las pantallas recreativas?

Involucrar a los niños es importante.

Necesitan que se les diga que las pantallas recreativas dañan el cerebro, perjudican el sueño, interfieren con la adquisición del lenguaje, debilitan el rendimiento académico, perjudican la concentración, aumentan el riesgo de obesidad, etc.

Algunos estudios han demostrado que es más fácil para niños y adolescentes seguir las reglas sobre las pantallas cuando se les explican y se discute con ellos su razón de ser.

A partir de ahí, la idea general es simple: a cualquier edad, lo mínimo es lo mejor.

Más allá de esta regla general, se pueden proporcionar pautas más específicas según la edad del niño. Antes de los 6 años, lo ideal es no tener pantallas (lo que no significa que de vez en cuando no puedas ver unos dibujos animados con tus hijos).

Cuanto antes estén expuestos, mayores serán los impactos negativos y el riesgo de un consumo excesivo posterior.

A partir de los 6 años, si se adaptan los contenidos y se conserva el sueño, se puede llegar hasta media hora al día, incluso una hora, sin una influencia negativa apreciable.

Otras reglas relevantes: nada de pantallas por la mañana antes de ir a la escuela, nada por la noche antes de irse a la cama o cuando estén con otras personas. Y, ¡sobre todo!, nada de pantallas en el dormitorio.

Pero es difícil decir a nuestros hijos que las pantallas son un problema cuando nosotros, como padres, estamos constantemente conectados a nuestros teléfonos inteligentes o a consolas de juegos.

¿Por qué muchos padres no son conscientes de los peligros de las pantallas?

Porque la información que se da a los padres es parcial y sesgada. Los principales medios de comunicación están repletos de afirmaciones infundadas, propaganda engañosa e información inexacta. La discrepancia entre los contenidos de los medios y la realidad científica a menudo es inquietante, por no decir exasperante.

No quiero decir que los medios sean deshonestos: separar el trigo de la paja no es fácil, incluso para periodistas honestos y concienzudos.

Pero no es de extrañar. La industria digital genera miles de millones de dólares en beneficios cada año. Y, obviamente, los niños y adolescentes son un recurso muy lucrativo.

Y para las empresas que valen miles de millones de dólares, es fácil encontrar científicos complacientes, lobistas dedicados y comerciantes entusiastas de las dudas.

Permítame darle un ejemplo.

Recientemente un psicólogo, supuestamente experto en videojuegos, explicó en varios medios que estos juegos tenían efectos positivos, que no debían ser demonizados, que no jugar podría incluso ser un hándicap para el futuro de un niño, que los juegos más violentos podrían tener acciones terapéuticas y ser capaces de apagar la ira en los jugadores, etc.

El problema es que ninguno de los periodistas que entrevistaron a este "experto" mencionó que trabajaba para la industria de los videojuegos. Y este es solo un ejemplo entre los muchos que se describen en mi libro.

Esto no es algo nuevo: sucedió en el pasado con el tabaco, el calentamiento global, los pesticidas, el azúcar, etc.

Pero creo que hay espacio para la esperanza. Con el tiempo, la realidad se vuelve cada vez más difícil de negar.

Hay estudios que afirman por ejemplo que los videojuegos ayudan a obtener mejores resultados académicos…

Permítame decirlo con franqueza: eso es pura tontería.

Esa idea es una verdadera obra maestra de la propaganda. Se basa principalmente en unos pocos estudios aislados con datos podridos, que se publican en revistas secundarias y a que menudo se contradicen.

En una interesante investigación experimental, se entregaron consolas de juegos a niños que iban bien en la escuela. Después de cuatro meses, se descubrió que pasaban más tiempo jugando y menos tiempo haciendo las tareas escolares. Sus calificaciones cayeron alrededor de un 5% (¡lo cual es muchísimo en solo cuatro meses!).

En otro estudio, los niños tuvieron que aprender una lista de palabras. Una hora después, a algunos se les permitió jugar un videojuego de carreras de autos. Dos horas después se fueron a la cama.

A la mañana siguiente, los niños que no jugaron recordaron alrededor del 80% de la lección frente al 50% de los jugadores.

Los autores observaron que jugar interfería con el sueño y la memorización.

¿Cómo cree que serán los miembros de esta generación digital cuando se conviertan en adultos?

A menudo escucho que los nativos digitales saben "de manera diferente". La idea es que aunque muestran déficits lingüísticos, atencionales y de conocimiento, son muy buenos en "otras cosas".

La cuestión radica en la definición de esas "otras cosas".

Varios estudios indican que, en contraste con las creencias comunes, no son muy buenos con las computadoras.

Un informe de la Unión Europea incluso explica que su baja competencia digital dificulta la adopción de tecnologías educativas en las escuelas.

Otros estudios también indican que tampoco son muy eficientes para procesar y comprender la gran cantidad de información disponible en internet.

Entonces, ¿qué queda? Obviamente, son buenos para usar aplicaciones digitales básicas, comprar productos en línea, descargar música y películas, etc.

Para mí, estos niños se parecen a los descritos por Aldous Huxley en su famosa novela distópica Brave New World ("Un mundo feliz", en español): pasmados por el entretenimiento tonto, privados de lenguaje, incapaces de reflexionar sobre el mundo, pero felices con su suerte.

¿Algunos países están comenzando a legislar contra el uso de pantallas?

Sí, especialmente en Asia.

Taiwán, por ejemplo, considera que el uso excesivo de pantallas es una forma de abuso infantil y ha aprobado una ley que establece fuertes multas para los padres que exponen a niños menores de 24 meses a cualquier aplicación digital y que no limitan el tiempo de pantalla de los chicos entre 2 y 18 años.

En China, las autoridades han tomado medidas drásticas para regular el consumo de videojuegos por parte de menores: los niños y adolescentes ya no pueden jugar de noche (entre las 22 horas y las 8 horas) ni exceder los 90 minutos de exposición diaria durante la semana (180 minutos los fines de semana y las vacaciones escolares).

¿Cree que es bueno que haya leyes que protejan a los niños de las pantallas?

No me gustan las prohibiciones y no quiero que nadie me diga cómo tengo que criar a mi hija.

Sin embargo, está claro que las opciones educativas sólo pueden ejercerse libremente cuando la información que se brinda a los padres es sincera y exhaustiva.

Creo que una campaña justa de información sobre el impacto de las pantallas en el desarrollo con pautas claras sería un buen comienzo: sin pantallas para niños de hasta 6 años y luego, no más de 30-60 minutos al día.

Si esta orgía digital, como usted la define, no se detiene, ¿qué podemos esperar?

Un aumento de las desigualdades sociales y una progresiva división de nuestra sociedad entre una minoría de niños preservada de esta "orgía digital" -los llamados Alphas de la novela de Huxley-, que poseerán a través de la cultura y el lenguaje todas los herramientas necesarias para pensar y reflexionar sobre el mundo, y una mayoría de niños con herramientas cognitivas y culturales limitadas -los llamados Gammas de la novela de Huxley-, incapaces de comprender el mundo y de actuar como ciudadanos ilustrados.

Alpha asistirá a costosas escuelas privadas con maestros humanos "verdaderos".

Los Gamma irán a escuelas públicas virtuales con apoyo humano limitado, donde se les alimentará con un pseudolenguaje parecido al "Newspeak" de Orwell y se les enseñarán las habilidades básicas de los técnicos de nivel medio o bajo (las proyecciones económicas dicen que este tipo de trabajos estarán sobrerrepresentados en la fuerza laboral del mañana).

Un mundo triste en el que, como decía el sociólogo Neil Postman, se divertirán hasta la muerte. Un mundo en el que, a través del acceso constante y debilitante al entretenimiento, aprenderán a amar su servidumbre. Perdón por no ser más positivo.

Tal vez (y eso espero) estoy equivocado. Simplemente no hay excusa para lo que les estamos haciendo a nuestros hijos y cómo estamos poniendo en peligro su futuro y desarrollo.

 



Pink Floyd -- Another Brick In The Walll 


Pink Floyd - The Wall