lunes, 31 de agosto de 2020

¿Nos da miedo pensar? Bertrand Russell. Principios de Reconstrucción Social. / Orson Welles, tributo audio-visual




Últimamente (un últimamente que pudiera ser difícil de datar) la palabra pensamiento ha estado surgiendo como tema en muchos de los escritos a los que he estado dándole vueltas. Nada hay al azar. Probablemente, mi inconsciente, necesita dialogar sobre esa arista del vivir, tan soslayada, maltratada y manoseada, como lo es la del mero discurrir. Entre mis  lecturas recientes se encuentran unas cuantas glosas de los nuestros y, entre ellos, Enrique Bernardo Núñez, con su breve pero acicalada glosa sobre los intelectuales, cuyo comienzo es ya toda una apuesta por el derecho a la libérrima existencia del cavilar:  Ser “intelectuales”  solamente, es no ser nada. Lo dice para, ipso facto, rescatar la valía del acto de pensar y su cualidad de trabajo creador, tal como lo es cualquier otro, un asunto sobre el que por cierto -y en innúmeras ocasiones- ha insistido mucho Rafael Cadenas, quien siempre se ha referido a su obra creativa, como su trabajo. 

Ésta, de Russell es también una glosa combativa, breve y refinada donde las hubiere. Hay cierto tipo de manifestaciones de la brevedad concisa que se nos hace necesario traer a la palestra. El mundo corre a toda marcha, así sea a trastiendas o en nuestras propias catatumbas. La era de la digitalización poco permite el ejercicio de un discurso o, si se quiere, de un discurrir interior. De allí la valía de textos como los que refiero, sea de un inglés o de un hijo de Tierra de gracia. Anotaciones, fragmentos, disquisiciones, apotegmas, todos dirigidos a revelar la insania espiritual en que vivimos. Y es menester pasarlos de mano en mano. 

Acá pasamos este crisol de Russell, espero que halle lectores-escuchas, aquellos que dialogan hacia el ayer, hacia el hoy, hacia el mañana. Anticipemos acá unos cuantos fragm,entos de este legado:

En tanto que creamos solamente en el inmediato futuro, no es mucho lo que podemos hacer.
No podemos destruir el excesivo poder del Estado o de la propiedad privada.
No podemos, en estos momentos y entre nosotros, llevar una nueva vida a la educación.
Debemos reconocer que el mundo está gobernado con un espíritu erróneo y que un cambio de espíritu no puede venir de un día a otro.
Debemos poner nuestras esperanzas en el mañana, tiempo en que lo que se piensa hoy por unos pocos sea el pensamiento común de muchos.

De seguidas, un mínimo tributo a un caballero sobre el que pocos reparan su peso específico en torno a la esencia de todo acto creador: Orson Welles. No en balde su empeño en filmar obras sobre Joseph K. o El Quijote.  

Salud!

lacl

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¿Nos da miedo pensar? Bertrand Russell. Principios de Reconstrucción Social.

El ser humano teme al pensamiento más de lo que teme a cualquier otra cosa del mundo; más que la ruina, incluso más que la muerte.

El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible. El pensamiento es despiadado con los privilegios, las instituciones establecidas y las costumbres cómodas; el pensamiento es anárquico y fuera de la ley, indiferente a la autoridad, descuidado con la sabiduría del pasado.

Pero si el pensamiento ha de ser posesión de muchos, no el privilegio de unos cuantos, tenemos que habérnoslas con el miedo. Es el miedo el que detiene al ser humano, miedo de que sus creencias entrañables no vayan a resultar ilusiones, miedo de que las instituciones con las que vive no vayan a resultar dañinas, miedo de que ellos mismos no vayan a resultar menos dignos de respeto de lo que habían supuesto.

¿Va a pensar libremente el trabajador sobre la propiedad? Entonces, ¿qué será de nosotros, los ricos? ¿Van a pensar libremente los muchachos y las muchachas jóvenes sobre el sexo? Entonces, ¿qué será de la moralidad? ¿Van a pensar libremente los soldados sobre la guerra? Entonces, ¿qué será de la disciplina militar?

¡Fuera el pensamiento!

¡Volvamos a los fantasmas del prejuicio, no vayan a estar la propiedad, la moral y la guerra en peligro!

Es mejor que los seres humanos sean estúpidos, amorfos y tiránicos, antes de que sus pensamientos sean libres. Puesto que si sus pensamientos fueran libres, seguramente no pensarían como nosotros. Y este desastre debe evitarse a toda costa.

Así arguyen los enemigos del pensamiento en las profundidades inconscientes de sus almas. Y así actúan en las iglesias, escuelas y universidades.

En la vida cotidiana de la mayoría de las personas el miedo desempeña un papel de mayor importancia que la esperanza; están preocupadas pensando más en lo que los otros les puedan quitar que en la alegría que pudiesen crear en sus propias vidas y en las vidas de los que están en contacto con ellas.

No es así como hay que vivir. Aquellos cuyas vidas son provechosas para ellos mismos, para sus amigos o para el mundo, están inspirados por una esperanza y sostenidos por la alegría; ven en su imaginación las cosas como pudieran ser y el modo de realizarlas en el mundo.

En sus relaciones particulares no se preocupan de encontrar el cariño o respeto de que son objeto; están ocupados en amar y respetar libremente, y la recompensa viene por sí, sin que ellos la busquen. En su trabajo no tienen la obsesión de los celos por sus rivales, sino que están preocupados con la cosa actual que tienen que hacer. No gastan en política, tiempo ni pasión defendiendo los privilegios injustos de su clase o nación; tienen por finalidad hacer el mundo en general más alegre, menos cruel, menos lleno de conflictos entre doctrinas rivales y más lleno de seres humanos que se hayan desarrollado libres de la opresión que empequeñece y frustra.

Muchos hombres y mujeres desearían servir a la Humanidad, pero están perplejos y su poder parece infinitesimal.  La desesperación se apodera de ellos; los que tienen las pasiones más fuertes sufren más por el sentido de su impotencia y están más propensos a la ruina espiritual por falta de esperanza.

En tanto que creamos solamente en el inmediato futuro, no es mucho lo que podemos hacer.

No podemos destruir el excesivo poder del Estado o de la propiedad privada.

No podemos, en estos momentos y entre nosotros, llevar una nueva vida a la educación.

Debemos reconocer que el mundo está gobernado con un espíritu erróneo y que un cambio de espíritu no puede venir de un día a otro.

Debemos poner nuestras esperanzas en el mañana, tiempo en que lo que se piensa hoy por unos pocos sea el pensamiento común de muchos.

Si tenemos valor y paciencia podemos pensar los pensamientos y sentir las esperanzas porque, más pronto o más tarde, serán inspirados los hombres, y la debilidad y el desaliento se convertirán en energía y ardor.

Por esta razón, lo primero que debemos hacer es ser claros en nuestras propias mentes en cuanto a la clase de vida que creemos buena y a la clase del cambio que deseamos en el mundo.


Bertrand Russell: Principios de Reconstrucción Social.


Orson Welles, tributo audio-visual 

Orson Welles, sabias y aleccionadoras palabras.



La entrevista 

(Los subtítulos en inglés pueden activarse en los comandos del video, esta entrevista sólo puede disfrutarse directamente en la página de Youtube) 


Una sarcástica ironía. 



El ciudadano Kane, fragmento.
(Los subtítulos en inglés pueden activarse en los comandos del video) 
















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