martes, 19 de mayo de 2020

El juicio final, Jorge Luis Borges / Borges - Entrevista de Antonio Carrizo a Jorge Luis Borges

© lacl 



Pocos ironistas como Borges, muy pocos.

"...Es de curiosa observación que los militares, que abolieron el código civil y prefirieron el secuestro, la tortura y la ejecucuón clandestina al ejercicio público de la ley, quieran acogerse ahora a los beneficios de esa antigualla y busquen buenos defensores. No menos admirable es que haya abogados que, desinteresadamente, sin duda, se dediquen a resguardar de todo peligro a sus negadores de ayer..."
(Párrafo final)

La glosa se intitula "El juicio final" y fue publicada "también" en nuestro suelo, en el diario "El Nacional" No anoté la fecha en la hoja, pero se puede verificar.

Para leer mejor la glosa, abrir las estampas en una ventana y hacer click en zoom.

Salud!
(lacl)


Post scriptum, lacl, 19 de diciembre 2025: 
Agrego el texto completo, palabras insustituibles de Jorge Luis Borges con respecto a las abyecciones a que puede llegar el ser humano en su trato para con el prójimo y en su desprecio por ese invaluable regalo que llamamos vida. 

El juicio final, Jorge Luis Borges

Lunes, 22 de julio de 1985

He asistido, por primera y última vez, a un juicio oral. Un juicio oral a un hombre que había sufrido unos cuatro años de prisión, de azotes, de vejámenes y de cotidiana tortura. Yo esperaba oír quejas, denuestos y la indignación de la carne humana interminablemente sometida a ese milagro atroz que es el dolor físico. Ocurrió algo distinto. Ocurrió algo peor. El réprobo había entrado enteramente en la rutina de su infierno. Hablaba con simplicidad, casi con indiferencia, de la picana eléctrica, de la represión, de la logística, de los turnos, del calabozo, de las esposas y de los grillos. También de la capucha. No había odio en su voz. Bajo el suplicio había delatado a sus camaradas; éstos lo acompañarían después y le dirían que no se hiciera mala sangre, porque al cabo de unas sesiones cualquier hombre declara cualquier cosa. Ante el fiscal y ante nosotros enumeraba con valentía y con precisión los castigos corporales que fueron su pan nuestro de cada día. Doscientas personas lo oíamos, pero sentí que estaba en la cárcel. Lo más terrible de una cárcel es que quienes entraron en ella no pueden salir nunca. De este o del otro lado de los barrotes siguen estando presos. El encarcelado y el carcelero acaban por ser uno. Stevenson creía que la crueldad es el pecado capital; ejercerlo o sufrirlo es alcanzar una suerte de horrible insensibilidad o inocencia. Los réprobos se confunden con sus demonios; el mártir, con el que ha encendido la pira. La cárcel es, de hecho, infinita.

De las muchas cosas que oí esa tarde y que espero olvidar, referiré la que más me marcó, para librarme de ella. Ocurrió un 24 de diciembre. Llevaron a todos los presos a una sala donde no habían estado nunca. No sin algún asombro vieron una larga mesa tendida. Vieron manteles, platos de porcelana, cubiertos y botellas de vino. Después llegaron los manjares (repito las palabras del huésped). Era la cena de Nochebuena. Habían sido torturados y no ignoraban que los torturarían al día siguiente. Apareció el Señor de ese Infierno y les deseó Feliz Navidad. No era una burla, no era una manifestación de sí mismo, no era un remordimiento. Era, como ya dije, una suerte de inocencia del mal.

¿Qué pensar de todo esto? Yo, personalmente, descreo del libre albedrío. Descreo de castigos y de premios. Descreo del infierno y del cielo. Almafuerte escribió: "Somos los anunciados, los previstos, / si hay un Dios, si hay un punto omnisapiente; / y antes de ser, ya son, en esa mente, / los Judas, los Pilatos y los Cristos".

Sin embargo, no juzgar y no condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice.

Es de curiosa observación que los militares, que abolieron el código civil y prefirieron el secuestro, la tortura y la ejecución clandestina al ejercicio público de la ley, quieran acogerse ahora a los beneficios de esa antigualla y busquen buenos defensores. No menos admirable es que haya abogados que, desinteresadamente sin duda, se dediquen a resguardar de todo peligro a sus negadores de ayer. 

(Jorge Luis Borges)

Borges - Entrevista de Antonio Carrizo a Jorge Luis Borges




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3 comentarios:

  1. Gracias. El texto de Borges me ayuda a entender lo que pasó en Bolivia el 2019 donde militares y policías abolieron el código civil y penal y torturaron a mucha gente y mataron del mismo modo sólo por sus prerrogativas.

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  2. Es una historia que lamentablemente se repite en, prácticamente, todos los confines del orbe. La nuestra es una civilización de la barbarie.
    Saludos

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