"... !Abajo
todos los partidos! Falsean la Amistad, la lealtad más pura,
el más fuerte amor a la verdad. Su actividad permanente es la falsificación. El hombre más importante no es más que un canalla y un calumniador si quiere fundar un partido... "
el más fuerte amor a la verdad. Su actividad permanente es la falsificación. El hombre más importante no es más que un canalla y un calumniador si quiere fundar un partido... "
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Un comentario al margen. Se le suele cargar la mano al señor Nietzsche cuando en virtud de sentencias como la citada se le atribuye responsabilidad sobre el proceder de las organizaciones sectarias que han instaurado el Totalitarismo a lo largo y ancho del globo terrestre, amén de que se le ha tasado como ser un detractor de la democracia. De lo que ha sido detractor es de las falsedades que se ocultan tras conceptos tales como Democracia, Estado, etcétera.
Un comentario al margen. Se le suele cargar la mano al señor Nietzsche cuando en virtud de sentencias como la citada se le atribuye responsabilidad sobre el proceder de las organizaciones sectarias que han instaurado el Totalitarismo a lo largo y ancho del globo terrestre, amén de que se le ha tasado como ser un detractor de la democracia. De lo que ha sido detractor es de las falsedades que se ocultan tras conceptos tales como Democracia, Estado, etcétera.
El totalitarismo se
aprovecha de la estrechez del alma humana, primero que todo (y por supuesto)
bien apoyado sobre la zapatillas de una cómoda indolencia para la que, al
final, no hay otra realidad que la de una desamparada inopia. De allí que domesticar
el lumpen proletariat sea el primero de sus objetivos.
El hecho de que
algunas nociones humanas, así como las instituciones de ellas devenidas, tales
como la democracia y los partidos políticos (y, sobre todo, los predicados y
postulados sobre los que tales nociones y organismos se levantan) se hayan convertido
en bases para un statu quo, no les confiere principalidad sine qua non o una dignidad automática para con nuestro coexistir.
El hombre es, a un
tanto, persona individual y ser social y, como tal, socializa y busca sus
momentos de interioridad. Acaso la clave del asunto se sustente precisamente en
el hecho de que es en las formas y no en el contenido sobre las que se basan
nuestras instituciones; y, claro está, los hechos tampoco se ajustan al
contenido; las formas son muy susceptibles a las artes de la triquiñuela.
El hecho de que sobre ciertas luminosidades de Nietzsche se hayan cometido algunas de las más abyectas barbaridades, no nos otorga el derecho de pensar a Nietzsche como un proselitista de la barbarie. Es todo lo contrario. ¿Desde dónde habla Nietzsche? ¿Desde un intelecto que discierne y opina o desde un pecho que intuye y da cuenta del adefesio en el que el ser humano convive? Hacia ello es donde humildemente creo que deberíamos dirigir los tiros.
El hecho de que sobre ciertas luminosidades de Nietzsche se hayan cometido algunas de las más abyectas barbaridades, no nos otorga el derecho de pensar a Nietzsche como un proselitista de la barbarie. Es todo lo contrario. ¿Desde dónde habla Nietzsche? ¿Desde un intelecto que discierne y opina o desde un pecho que intuye y da cuenta del adefesio en el que el ser humano convive? Hacia ello es donde humildemente creo que deberíamos dirigir los tiros.
El ser humano respira
el aire, muy a su aire, con todas sus purezas e impurezas. Pero muchas de esas
impurezas se las ha estado inyectando precisamente el ser humano amparado en la
leguleyería de sus instituciones. Que nuestro ímpetu o talante sea democrático
no significa que todo lo que se resulte de nuestras acciones haya nacido con
democrática carta de origen.
Volvamos a la
sentencia de Nietzsche. Cuando éste habla de los partidos, está llamando la
atención sobre sus actos y no sobre la democrática base filosófica que debería
ser lo que les sustenta. Sus operarios practican, por regla general, la
vocinglería, el populismo, el fanatismo y, por desgracia, el sectarismo. Y es
en ese sentido que “…falsean la Amistad, la lealtad más pura, el más fuerte
amor a la verdad. Su actividad permanente es la falsificación...” Cuando se
denuncia este canallesco proceder no creo que sea un espíritu antidemocrático
lo que promueve la denuncia.
Y voy a citar a dos escépticos para intentar componer un fresco sobre lo que intento expresar.
Primero cito a Alvaro Mutis, quien ilustraba en una entrevista el porqué de su descreimiento acerca de la política y de sus cultores:
Y voy a citar a dos escépticos para intentar componer un fresco sobre lo que intento expresar.
Primero cito a Alvaro Mutis, quien ilustraba en una entrevista el porqué de su descreimiento acerca de la política y de sus cultores:
“ …Pues sencillamente porque allí donde cuatro o cinco personas se reúnen para concertar o ponerse de acuerdo en algo, no puede surgir más que una bellaquería… ” (cito de memoria, fue una entrevista televisada)
Y luego me jalo una nominación que puede leerse del Diccionario del diablo, de Ambroise Bierce:
-Elector, s. El que goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros.
lacl
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Dietrich Fischer-Dieskau: Lieder • Piano Works • Nietzsche
Este video ha sido lamentablemente bloqueado.
Dejamos acá un enlace para poder escuchar estas composiciones:
https://youtube.com/playlist?list=PLGh5qaCl0RW-QYv3RcwRJrIyT5imAUSW0&si=_mbrrfwzgX7FxKtu
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ResponderBorrarDebo confesar que no soy un ducho "bloguero", pues hoy me he dado cuenta de la multitud de comentarios que esperaban moderación / aprobación para ser publicados...
ResponderBorrarMis sinceras excusas.
Creo que debo aclarar que yo no soy de la tesis de que alguna entidad, llámese Estado, Sistema, Gobierno o Autoridades suspendan el libre ejercicio de una política en democracia que se expresa en la tolerancia de diversas corrientes de opinión. Quienes se arrogan tales poderes no pueden ser más que usurpadores. Pero eso es algo muy distinto al mefistofélico juego al que son adeptos tantos operarios de la política que sempiternamente se hincan sobre la palestra de una manoseada terminología democrática para, precisamente, torcer los destinos de una sana convivencia social en la que todos tengan derecho, no sólo a expresar sus opiniones, sino a proponer sendas que permitan un avance allí, donde justamente la sociedad humana ha reiterado sus fallos: el trabajo y la existencia en cooperación.
ResponderBorrarMis cordiales saludos y gracias mil por la recomendación.
LA