jueves, 28 de febrero de 2013

GUARIDA DE LOS POETAS - Arreola diserta sobre poesía y lee un poema de Borges…



Juan José Arreola diserta sobre poesía y no encuentra mejor apoyo para ilustrar sus palabras que leyendo un memorable poema de Jorge Luis Borges… 

Esto acaeció durante un memorable encuentro de Don Jorge Luis con Juan José Arreola, Salvador Elizondo, Adriano González León y Germán Bleibert.

Salud!
lacl
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http://www.youtube.com/watch?v=Gg7JWWQdQ44

miércoles, 27 de febrero de 2013

Cuando el hombre más desarraigado se halla


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Cuando el hombre más desarraigado se halla
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Cuando el hombre más desarraigado se halla,    
en su hora de más rendida desesperación,
aparece la Diosa tendiendo rieles argentados
en las oquedades de la noche.

Surge esplendentemente desnuda,
sin abandonar sus atributos
de divinidad rumorosa y sibilina;
serenando con su vientre de plata
la queja que se ha pronunciado
con la absoluta certeza de ser postrera despedida,
canto final de quien no albergara la esperanza
de encontrar contrapunto en una noche que,
hasta ese momento,
pensaba que sólo sería suya en la agonía.

Pero ese ombligo de plata le seduce,
le crispa la piel con un plectro
que sube por su espalda
y hace arpegio entre la nuca y los cabellos
que se ayuntan con el cielo,
disipándose todo lindero
entre el caos y el vuelo de los pensamientos,
desvaneciéndose toda disputa
entre los desasosiegos del corazón
y los embates de la creación
que pulsan en otra noche,
anónima y primordial.


(24 de Febrero, anochecer)

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Serie: Luna de mi ventana, 24 de Febrero, 2013

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La sociedad del miedo - “Notas y aforismos de Wolfang de Bayreuth”, lacl / LAMENTO POR LA MUERTE DE PARSIFAL HOOLIG, Juan Gelman. / JUAN GELMAN CONVERSACIONES / GALERÍA DE IMÁGENES




La sociedad del miedo

El lunes de esta semana, durante la escucha de las gratas y lúcidas disertaciones en la Cátedra Pío Tamayo (como grato fue, también, el reencuentro), no pude evitar el recuerdo de esta breve glosa extractada de los Apuntes de Wolfang de Bayreuth.

Porque, si bien es cierto que las intervenciones y exposiciones no hicieron hincapié en este tema o faceta de la “situación reinante en el país” (parafraseando el mítico poema de Juan Gelman), la sombra del miedo siempre estuvo rondando en el aire, como una de las subliminales razones de la abulia que, como una peste, mantiene ahogadas las gargantas y, sobre todo, el libre albedrío de tanto ser que anda al tanto de que lo que se vive, en lo colectivo, es una desvergüenza, un dislate del espíritu, una carajada…

Creo que Borges nos estaba tan descaminado en darle preeminencia al factor individual de toda vida, por encima de los enroques y juegos de adhesiones de que se componen los humanos proselitismos. Obviamente, hay que saber vivir en vecindad, pero ello no debería jamás ser causa de que se justifiquen tantos desafueros de macro entidades como el grandilocuente “Estado”, por sobre las virtudes de la persona humana.

Debido a ello es que siempre he estado a favor de todo tipo de descentralización del poder temporal; pues, los hombres, cuando se juntan en cofradía con poderes sobre las multitudes, terminan por conculcar toda gama de derechos al resto de sus pares.

Es una tarea ardua, prácticamente impensable en medio de este enceguecedor oscurantismo de la hora, pero considero importante el que cada uno revise sus opciones, de cara al colectivo, y de cara a su más íntima esencia humana. Que sopese si no es hora de allegarse al vecino por un camino distinto, en el que no prevalezcan los cerrojos ni las camisas de fuerza de los mandamientos (bien se les justifique como ideológicos o místicos) sino, meramente, la calidad humana que se asienta en el corazón.

Es casi imperativo desmontar un andamiaje construido por el hombre (o, mejor, por clanes y sectas de hombres) para la perdición de la especie. Y perentorio es sumar voces para desentrañar las falsedades que pretenden instituirse en “credos” que jamás pretenderán otra cosa que apaciguar, adormecer y encorralar al ser humano, cual si se tratara de ganado de pasto.

Salud,
lacl
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“…Vivimos en la sociedad del miedo. Si se moteja de oscurantismo al Medioevo, ¿de qué motejaremos a este tercer milenio, que no hace otra cosa que imponer tinieblas en los individuos? Las minorías gobernantes pactan para arrinconar al resto de la humanidad. El hombre nunca ha conocido lo que es el poder de la democracia (circunscribiendo el término rigurosamente al poder del pueblo por el pueblo y en atención a lo que decida el sentido común de la mayoría del colectivo), porque probablemente eso sea una entelequia. Lo que existe es el poder de la vida expresada en individuos que han de vivir colectivamente.

A las minorías gobernantes poco les importa el atrincherarse en esquinas antagónicas, pues eso sólo es una apariencia, una leyenda grabada a golpes de martillo en nuestra psique: unas y otras se convienen, se necesitan, se apuntalan para mantener incólume el statu quo del miedo. Es parte de su “método”. El que a estas alturas todavía prevalezca el modus operandi (que no el vivendi) de unas minorías gobernantes imponiendo la égida de su cetro sobre la humanidad, sólo puede indicar que la sociedad humana no ha avanzado mucho más que las sociedades de las hormigas o de las abejas. Aunque un signo esperanzador es el creciente desinterés que muestran cada vez más los seres humanos por la entelequia del poder…”


Tomado de “Notas y aforismos de Wolfang de Bayreuth”.

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Agregamos el siempre recordado poema de Juan Gelman, disminuyendo la fuente, pero poniéndola en negrilla, por respetar la largura de sus frases en el papel...


LAMENTO POR LA MUERTE DE PARSIFAL HOOLIG

empezó a llover vacas

y en vista de la situación reinante en el país

los estudiantes de agronomía sembraron desconcierto

los profesores de ingeniería proclamaron su virginidad

los bedeles de filosofía aceitaron las grampas de la razón intelectual

los maestros de matemáticas verificaron llorando el dos más dos

los alumnos de lenguaje inventaron buenas malas palabras

esto ocurrió al mismo tiempo

un oleaje de nostalgia invadía las camas del país

y las parejas entre sí se miraban como desconocidos

y el crepúsculo era servido en el almuerzo por padres y madres

y el dolor o la pena iba vistiendo lentamente a los chiquitines

y a unos se les caía el pecho y la espalda a otros y nada a los demás

y a Dios lo encontraron muerto varias veces

y los viejos volaban por el aire agarrados a sus testículos resecos

y las viejas lanzaban exclamaciones y sentían puntadas en la memoria o el olvido según

y varios perros asentían y brindaban con armenio coñac

y a un hombre lo encontraron muerto varias veces



junto a un viernes de carnaval arrancado del carnaval

bajo una invasión de insultos otoñales

o sobre elefantes azules parados en la mejilla de Mr. Hollow

o alrededor de alondras en dulce desafío vocal con el verano

encontraron muerto a ese hombre

con las manos abiertamente grises

y las caderas desordenadas por los sucesos de Chicago

un resto de viento en la garganta

25 centavos de dólar en el bolsillo y su águila quieta

con las plumas mojadas por la lluvia infernal



¡ah queridos!

¡esa lluvia llovió años y años sobre el pavimento de Hereby Street

sin borrar la más mínima huella de lo acontecido!

¡sin mojar ninguna de las humillaciones ni uno solo de los miedos

de ese hombre con las caderas revueltas tiradas en la calle

tarde para que sus terrores puedan mezclarse con el agua y pudrirse y terminar!



así murió parsifal hoolig

cerró los ojos silenciosos

conservó la costumbre de no protestar

fue un difunto valiente

y aunque no tuvo necrológica en el New York Times ni el Chicago Tribune se ocupó de él

no se quejó cuando lo recogieron en un camión del servicio municipal

a él y a su aspecto melancólico

y si alguno supone que esto es triste

si alguno va a pararse a decir que esto es triste

sepa que esto es exactamente lo que pasó

que ninguna otra cosa pasó sino esto

bajo este cielo o bóveda celeste


JUAN GELMAN 





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GALERÍA DE IMÁGENES


 Barbarie en USA, 1930


Film Andrei Rublev, de Tarkovsky 


 Cartier Bresson Muro de Berlín



El Porteñazo, Venezuela, 1962. 400 muertos, 700 heridos. Héctor Rondón, Premio Pulitzer. 




















Posada



Venezuela, 1992. Vigilantes de la televisora del estado, asesinados en intentona de golpe  de estado.





Enola Gay, la nave que destruyó Hiroshima, exhibida cual heroína de la humanidad.






Venezuela. 1992. Todos pugnando por el poder, hasta el decrépito que buscando colmar esos espacios, afirmara que "No fue un intento de magnicidio". La historia se lo ha cobrado con creces, por la vergüenza que significó su segundo gobierno y por las enconadas  palabras con que lo despachó su ahijado y heredero de la silla de Miraflores...


domingo, 3 de febrero de 2013

JUAN RULFO - MENTIRAS REALES /. Sobre la mentira, lacl, contracorrientes – sentencias en incertidumbre / Hermann Broch – Poemas / Talpa, narra Juan Rulfo


JUAN RULFO - MENTIRAS REALES

(Rescato esta semblanza del desván del "pasado inmediato")

(02 de Diciembre de 2010)

Caminando por la Candelaria, en el centro de Bogotá, me fui a merodear por el Centro Cultural Gabriel García Márquez, básicamente por visitar la librería del FCE y ver qué podía encontrar allí de interés (que fue mucho el material valioso que allí vi y poco del que me pude adueñar, aunque me traje algunas pocas joyas). Antes de entrar, me quedé absorto un buen rato, contemplando las imágenes fotográficas de algunos escritores exhibidas en la plaza central del referido centro, las que van acompañadas de alguna cita del autor. La que más me llamó la atención fue la de Juan Rulfo, pues comulgo con su expresión. La cita de Rulfo puesta en el blasón reza:

¨Todo escritor que crea es un mentiroso; la literatura es mentira, pero de esa mentira sale una recreación de la realidad¨

Reproduzco esa foto con la cita a un lado (no conozco la fuente y no me he puesto a indagar si fue tomada de alguna entrevista o pertenece a alguna glosa suya).

Y añado una anotación mía incluida en el libro contracorrientes - sentencias en incertidumbre, por dar fe de esta comunión con lo expresado por nuestro admirado Rulfo, pues pienso que (de alguna manera y salvando las distancias) hace algo de juego con lo dicho por él. Tales palabras no pretenden ser poema, pero he dispuesto las frases tal cual como fueron escritas originalmente en un viejo blog. Tal semblanza, casi un auto de fe, fue escrita en un periodo muy especial de mi vida, en un alto avenido al sentir que plasmara Dante al inicio de la Divina Comedia con los versos

Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura
ché la diritta via era smarrita.

(En medio del camino de nuestra vida
me encontré en una selva oscura
pues la vía recta había perdido.)

Y dejo fe de un detalle que para mí resultó ser un prodigio. Una de las joyas que me encontré en la librería del FCE es un libro de poemas de Hermann Broch, En mitad de la vida – Poesía completa, bellamente presentado por Igitur/Poesía, en edición bilingüe. Al principio, no reparé en la prodigiosa circunstancia de que el título de este libro, hiciera referencia a la frase inicial de la Divina… ¿Cuestión de casualidad? No lo creo. Designio de los hados, sí. Al abrir sus páginas me encontré con un par de bellezas que me acompañaron por el resto de mis días en esa ciudad. Y aún lo siguen haciendo… Reproduzco más abajo esos poemas, no porque les reste importancia (todo lo contrario; de hecho son, aparte de Rulfo, lo más valioso de esta remembranza), sino por respeto a la orquestación de lo crónico.


* * * * *

No puedo ser un literato, tal como no podría ser
un profesional en nada de lo que predica
la embaucadora civilización del siglo XXI.
Y aunque cumpla un rol, también yo soy un embaucador
(lamentablemente para quienes creen en mí).
La literatura de hoy se alimenta
con un noventa por ciento de mentiras.
Y ya debería bastarnos con que el mundo se alimente
con un noventa por ciento de mentiras.
Así que, harto como estoy, no puedo escribir mentiras.
Tal como no se debería  hablar por hablar,
tampoco deberíamos escribir por escribir.
El ingenio puede ser nuestro mayor enemigo,
representando el papel de un acicalado Narciso
que en nada nos compromete.
¿ De qué vale exhibir la belleza de la imaginación si ella
ha de quedar prisionera entre las desérticas regiones
de un escindido pensamiento, desterrada del alma ? 
Tampoco me vanaglorio ni me quejo de vender el zumo
de mis días a una secta cuyo culto es el de arrasar,
como una aplanadora, todo intento de vivir en  libertad.
Tengo las noches. Dispongo de su silencio, del de la luna
y las estrellas; dispongo del susurro de los grillos
(hay grillos en mi balcón y, en ocasiones, se alojan debajo
de mi cama) y tengo el eco de mi canto cuando estoy tan
conmovido que no puedo cantar.
Además, tengo mis amigos y, en ocasiones,
canto con  ellos.
Tenemos la fortuna de poder celebrar la fiesta
de la memoria y el olvido.
Y luego dispongo de nuevo
del silencio del  tiempo,
derramándose como un arroyo solitario.
En cuanto al amor, no puedo pedirle nada.
En estos días él está tan agobiado
como lo está el maltrecho y apertrechado
corazón del hombre.
Y no puedo culpar a la mujer
por tener que cerrar filas
en esta agónica lucha,
en la que todos buscan imponer
una egótica victoria.
Prefiero convivir con un pretendido
diez por ciento de verdad o, al menos,
con un diez por ciento de no mentira.
Ni quiero ni debo escribir mentiras.


contracorrientes – sentencias en incertidumbre, BID & CO. Editor, Caracas 2006
(L. A. Contreras)
P. D. Hubo reedición en Noviembre de 2013.


* * * * *

Hermann Broch – Poemas

I.

Como ya no te reconozco
te conviertes en el árbol que da sombra
y en el verde que respira
se arrodilla mi sueño…
Tiemblan las hojas de la luz,
oh, mundo… lleno de las sombras,
llevo en mi olvido,
en mi respiración y en mi olvido,
tu imagen profundamente olvidada.

II.
 
En la luz dorada, las colinas, y
reluciente, abierto
beso de la tierra,
la tumba.
Si los labios se abren
al aliento terrestre,
alcanzando el cielo
y la nube que se oculta,
¿cuándo reposarás
en el tálamo de la tarde?
Oh, rostro humano
que te hundes en la abierta profundidad,
que te hundes en el sonido de tu ser,
tu ojo irradia hacia el cielo,
lo arrastra hacia abajo
a tu noche amorosa
mientras el mundo fluye. 

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Hermann Broch, En mitad de la vida. Ediciones Igitur, Col. Igitur/Poesia, Montblanc, Tarragona, España, 2007.
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Todas estas fotografías pertenecen al catálogo de Juan Rulfo, excelente fotógrafo...
















Talpa, narra Juan Rulfo