Arte y poesía: vigencia de toda expresión lúdica, gesto o acto non servil en tiempos tan obscuros como los actuales. Disertaciones sobre el culto añejo de ciertos antagonismos: individuo vs estado, ocio y contemplación vs labor de androides, dinero vs riqueza. Ensayos de libre tema, sección sobre ars poética, un muestrario de literatura universal y una selección poética del editor. Luis Alejandro Contreras Loynaz.
Gracias a la poesía, decía alguna vez Robert Graves, aquel que vive su experiencia puede viajar en una pentadimensionalidad, tanto en tiempo como en espacio, algo que no se puede lograr con los artilugios de ciencia y tecnología. La poética de Andrei Tarkovski es de tal sutileza que arroba los sentidos. En la escena final de El Espejo (a mí por lo menos me parece que es algo evidente), gracias al ojo mágico del Séptimo Arte, pareciera que se nos está tendiendo la estremecedora invitación a un inicio. Mientras la abuela y los niños -que cantan alborozados- caminan, corren y retozan por el descampado, el ojo mágico, que pasa a ser el ojo del espectador, se interna en un bosque. A medida que el ojo del contemplador que es el espectador, se desliza hacia el interior del bosque, éste se hace más tupido y comienza a hacerse más oscura la visión. Se nos está dejando en la puerta de la imagen inicial de La Divina Comedia del gran Dante:
"...Nel mezzo del cammin di nostra vita.
mi ritrovai per una selva oscura
ché la diritta via era smarrita..."
...
"...En el medio del camino de nuestra vida
me encontré en una selva oscura,
pues la senda derecha había perdido..."
Post Scriptum: un comentario aparte merecería la música sobre la que se apoya Andrei Tarkovski, no sólo para este filme, sino para todos, los contados que pudo realizar.
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El espejo, escena final, fotogramas.
Nota bene: el video se puede observar en YouTube al hacer clic en mirar en YouTube".
No tengo ningún interés pecuniario o comercial al divulgar estos segmentos de una película que es una obra maestra; mi único interés es darlo a conocer entre quienes todavía no conozcan la filmografía de ese maestro que ha sido Andrei Tarkovski.
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No tengo ningún interés pecuniario o comercial al divulgar estos segmentos de una película que es una obra maestra; mi único interés es darlo a conocer entre quienes todavía no conozcan la filmografía de ese maestro que ha sido Andrei Tarkovski.
De tal palo, tal astilla. Los poemas de Arseni Tarkovski no son menos contundentes que la obra fílmica de su hijo Andrei. Parecieran estar escritos con el filo de una navaja en el cielo de los oscuros pensamientos, otorgándole súbita luz al alma que los escucha. Acá dejamos las versiones de los poemas de Arseni que Andrei incorpora a su film "El espejo" y que el mismo Andrei lee, convirtiendo esas escenas en sublimes momentos en los que el arte se despliega en la psique del contemplador. Versiones de Irina Bogdaschesvski. Creo que en un futuro no muy lejano me intentaré una versión personal.
Salud, lacl.
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POEMAS DE ARSENI TARKOVSKI QUE SU HIJO ANDREI TARKOVSKI DESPLIEGA Y LEE EN SU FILM EL ESPEJO, OBRA MAESTRA.
I.
Los primeros encuentros
Cada instante de nuestros encuentros
celebramos, como una presencia Divina,
solos en todo el mundo. Entrabas
más audaz y liviana que el ala de un ave;
por la escalera, como un delirio,
saltabas de a dos los escalones, y corrías
a través de las húmedas lilas, llevándome lejos,
a tus dominios, al otro lado del espejo.
Cuando llegó la noche, recibí la gracia,
las puertas del altar se abrieron,
y brilló en la oscuridad, en el espacio
la desnudez, y se inclinó lentamente,
y despertando, pronuncié: "'¡Benditas seas!",
y enseguida percibí la insolencia
de esta bendición. Dormías,
y para pintar tus párpados de aquel azul eterno
las lilas se inclinaron hacia ti desde la mesa.
Tus párpados azules ahora estaban
serenos, y tibias tus manos.
En el cristal se percibía el pulso de los ríos,
el humo de los cerros, el resplandor del mar,
y una esfera en la palma de la mano sostenías,
de cristal, y dormías en el trono,
y ¡oh Dios Santo! eras mía solamente.
Al despertarte, había transformado
el común lenguaje cotidiano
y con renovada fuerza se colmó la garganta
de vocablos sonoros, y la palabra "tú", tan liviana,
quería decir "Zar" ahora, revelando su nuevo significado.
De pronto, en el mundo todo ha cambiado,
hasta las cosas simples, como la jarra, la palangana,
cuando se erguía en medio de nosotros, cuidándonos,
el agua, dura y laminada.
Fuimos llevados hacia el más allá,
y se abrían ante nosotros, como por encanto,
las ciudades milagrosas, y nos invitaban a pasar,
la menta se extendía bajo nuestro pies,
las aves seguían nuestro camino,
los peces remontaban nuevos ríos,
y el cielo se abrió ante nuestros ojos...
Mientras seguía nuestra huellas el destino,
como el loco, armado de una navaja.
II.
Te esperé ayer desde el alba,
se dieron cuenta de que ya no vendrás.
¿Te acuerdas qué tiempo tuvimos?
Fue una fiesta. Yo salí sin abrigo.
Llegaste hoy, y nos han preparado
un día singularmente sombrío,
la lluvia y una particular hora tardía.
Y corren las gotas por las ramas heladas
que ni las palabras podrían frenar,
ni secar siquiera un pañuelo.
III.
No creo en los presentimientos, tampoco me asustan las señales,
no huyo ni del veneno, ni de las calumnias.
La muerte no existe en el mundo, todos son inmortales,
todo es inmortal, no hay que temer a la muerte
ni a los diecisiete años, ni a los setenta.
Existe solamente la realidad y la luz.
No hay en este mundo ni oscuridad, ni muerte.
Estamos todos reunidos en la orilla del mar,
y soy de aquellos que recogen las redes,
cuando viene, en cardumen, la inmortalidad.
Sigan viviendo en la casa, y ella no se destruirá.
Convocaré a cualquiera de los siglos,
entraré en él, y construiré allí mi morada.
Por eso están conmigo sus hijos y sus mujeres comparten mi mesa,
pues, la mesa es una sola para el bisabuelo y para el nieto.
Lo venidero acontece ahora, y si yo levanto la mano,
quedarían cinco rayos de luz para todos ustedes.
Mis clavículas apuntalaron, como vigas, los días del pasado,
medí los años con cadenas de agrimensor, horadé el tiempo,
como si fuese los Urales, y elegí el siglo según mi estatura.
Bajamos al sur y levantamos el polvo de las estepas...
El pasto alto se alborotó, bromeó el grillo, tocó las herraduras,
nos auguró el futuro con sus bigotes,
y me amenazó, como un monje, con la perdición segura.
Até mi destino con las correas a la silla de montar,
aún erguido en los estribos, cabalgo como un muchacho en los tiempos venideros;
me satisface mi inmortalidad, para que mi sangre corra de siglo en siglo..
Por un rincón seguro de dulce tibieza pagaría obstinado con mi vida,
si ella no fuera una aguja voladora, que me tira, como a un hilo, por todo el mundo.
La escena que corresponde a la Guerra Civil Española. El espejo, de Tarkovski, es una obra maestra, ardua obra, muy difícil es comprenderla, porque es un poema visual, antes que un filme...
Siempre he pensado que "El espejo" film de Andrei Tarkovski, culmina donde comienza la Divina Comedia de Dante, internándose uno en una selva oscura, pues el espectador va acompañando al ojo de la cámara, cuando ésta inicia su sendero tras los árboles, que se van haciendo más y más tupidos a medida que la el ojo contemplador se adentra en el bosque. El espectador se transforma, así, en un silente protagonista de la obra, el espejo.
Estaba soñando; en el sueño estoy acompañado por dos amigos, estamos reunidos porque voy a leerles unos poemas que llevo escritos en hojas sueltas; lo curioso es que los poemas existen; esas hojas son físicas, existen en el sueño. Los tres primeros son epigramas muy cortos, de unas tres a cinco palabras.
Tienen carga de sentido sobre la hoja, carga que no siento transmitir mientras los enuncio en voz alta para los amigos.
Cuando paso a la cuarta hoja, comienzan a aparecer los textos de más largo aliento. Sin embargo, cuando leo lo que digo es muy distinto a lo que aparece sobre la hoja. Ese poema, por ejemplo, habla de galaxias y cifras que no leo. Mis palabras rezan unos versos distintos a los versos escritos sobre el papel. Es como si alguien los corrigiera al decirlos. No soy yo. Es algo que baja del cielo y sale por la boca.
En ese momento me despierto, pero con la certeza de que sus hojas están ahí, son físicas, y que puedo volver a ellas cada vez que vuelva el sueño.
lacl, 25 de Julio de 2021, 1:30 am.
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Hay que intentar mantener el jardín floreado.
Que flores llaman flores y colibríes...
Entonces vendrán.
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lacl, hora del pulmón, 16 07 2018.
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Llevo en el recuerdo aquella frase de Brecht sobre la que tantos "revolucionarios" de mi juventud se apoyaron, aquella que se preguntaba si no era un ladrón mayor que aquel que roba un banco, aquel otro que lo ha fundado... Se estaban preparando para justificar su revolución de alfombras rojas, champagne y caviar…
lacl, 22 de Julio de 2016.
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HA LLEGADO EL PORVENIR.
Inopia, anomia, oligofrenia;
estulticia vacua y biliosa;
pírrica soberbia derramada
en calles y veredas,
en ríos y acequias,
en plazas y mentideros
por una turba de androides
asistidos de razón...
Ha llegado el porvenir.
La Tierra prometida.
lacl, justo ahora, al contemplar nuestro "legado".
8 de julio 2021
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Un pensar agradecido, que es como un cavilar sintiendo. No conozco otra manera de pensar o imaginar.
lacl junio 2020
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Luz que se traga la noche y noche que nos brinda la luz...
lacl, 05 de Julio, 2013
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No hemos aprendido a respirar silenciosamente, como las piedras.
Una anotación de hace algunos años cuando la beligerancia estaba en plena expansión entre Israel y Palestina. lacl
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Siendo tantas las muestras fehacientes de que la humanidad (y tendemos a olvidar con suma facilidad que cada individuo es la humanidad) está gobernada por el culto de la muerte por aniquilación, ningún ser humano que avizore y padezca las nefastas consecuencias de elevar altares a los dioses de la muerte, debería abstenerse de expresar su disconformidad. La voz del hombre indiviso, en su vecindario, entre sus amigos y conocidos cobra una inusitada importancia ante el atropello de las opiniones forjadas y vendidas cual envenenados caramelos producidos a granel.
El fanatismo religioso es tan estúpido y carente de sentido común como el moderno fanatismo deportivo. Se apoya una “causa” cuyo principio es todo desconocimiento de causas. Se apoya una causa porque sí, simplemente; los decálogos de justificación de cada causa pueden crearse, incluso, sobre la marcha; y se les maquilla o modifica según la conveniencia del momento. Jamás he podido comprender que el ser humano se deje seducir, con tanta fruición, por el convite de ser parte de una informe y desprevenida masa. De allí la importancia que confiero al culto de la individualidad humana. No hablo del culto a los apetitos personales o de las artes de pulimentar el ego, me refiero a la certísima posibilidad de rescatar a la humanidad, hombre por hombre. Es en el seno de cada corazón que podemos darle un vuelco a la barbarie.
Heráclito llegó a decir que “la opinión es una enfermedad sagrada” y acaso nos haya dejado una de las más finas ironías del pensamiento humano. Mas yo siento una sed inmensa de beber las aguas que ofrecieran hombres como Amos Oz o Edward Said, cuando patrocinaron la imperiosa necesidad de que sus pueblos (Israel y Palestina) aprendieran a convivir.
Las individuales tomas de partido por lo que sucede en otro rincón del orbe, no corroen nuestras posiciones éticas ante las sinrazones que puedan estar sucediendo (y, de hecho, suceden paladinamente) en nuestro propio suelo.
Es muy difícil, harto improbable, modular sentimiento, pensamiento y acción bajo el fuego de los cañones. Pero quienes los mandan a accionar no son la mayoría. O, al menos, no representan a toda la humanidad. El ser humano debería algún día pensar en la posibilidad cierta de desoír a las minorías que, secular y empecinadamente, agitan los sables en el aire.
Y quiero recoger nuevamente una impronta de Emerson, pues me ayuda a expresar lo que siento sobre ese equívoco del culto a las masas...
“…Abandonemos esa hipócrita charlatanería sobre las masas. La masa es tosca, imperfecta, incompleta, perniciosa en sus exigencias, en su influencia… Mi aspiración es no concederle nada, y más bien domarla, horadarla, dividirla y quebrantarla para sacar de ella individuos… No quiero en absoluto ninguna masa, solo hombres honestos… y tampoco nada de holgazanes ahítos de ginebra, pedigüeños y estúpidos… Desechemos este hurra a las masas y tengamos el voto reflexivo de los hombres tomados uno a uno, comprometidos por su honor y su conciencia…”
Ayer andaba yo con un viejo ejemplar de “Poesía e Identidad”, de Robert Penn Warren, quien es el que nos trae la cita de Emerson. La nota reza: Ralph Waldo Emerson, The conduct of life, Boston, 1903.