Arte y poesía: vigencia de toda expresión lúdica, gesto o acto non servil en tiempos tan obscuros como los actuales. Disertaciones sobre el culto añejo de ciertos antagonismos: individuo vs estado, ocio y contemplación vs labor de androides, dinero vs riqueza. Ensayos de libre tema, sección sobre ars poética, un muestrario de literatura universal y una selección poética del editor. Luis Alejandro Contreras Loynaz.
Una
joya verbal cargada de claves, cuya
frase final desemboca en el mar de la ironía...
Salud…
lacl
******* EL
POLÍTICO
La
carroza del caudillo sanguinario solivianta el polvo de la ruta de fuego. Su
escolta ha recogido las tiendas de campaña sobre el lomo de unos perros inicuos.
El tizne del incendio releva la tez bisunta y los cabellos lacios de los
guerreros enjutos, efialtos y vestiglos, delirio de un bonzo.
El
mandarín, astuto y perezoso, gato sibarita, socava el auge de la horda montés.
Su discurso indirecto, proferido a sovoz en una entrevista con los invasores,
divierte el estrago a una lontananza quimérica. Su frívolo cincel refina la
corola de marfil de una flor mecánica.
El
tropel de sagitarios, amenaza frenética, se engolfa en el erial, se encara al
cielo resplandeciente, de límites violáceos. Un numen aleve suelta la cuadriga
de los torbellinos y sepulta la algazara de los jinetes bajo un tapiz monótono.
El
mandarín, azar de su niñez, recibió de su maestro, un peregrino tunante, el
apólogo de la calavera nihilista, en el sitio del vendaval. Un astrólogo
señalaba ese día el equilibrio de los elementos.
Me ha
hecho llorar, lo reconozco. Que se le dé este reconocimiento es darle reconocimiento
al recto camino. No en balde viene Confucio a sus labios para apoyar el recto
nombrar de las palabras, las cuales deben ir en consonancia con el vivir. Es
eso lo que me ha hecho llorar. Ars poética y Ars vivendi juntas van.
Mi
hijo, a pesar de pertenecer a una generación de relevo, ha sentido siempre el
mismo influjo benefactor de un ser cuya palabra va a la par de su transitar.
Tenemos al querido Cadenas por molde virtuoso en un país (un mundo, en
realidad) en el que nadie toma en cuenta aquello que antaño denominábamos con
la sencilla palabra de valores. Es, sencillamente, uno de esos caballeros de la
vieja guardia, cual lo fueran nuestros padres y abuelos, para quienes el
sentir, el ser, el obrar y el pensar no iban en divorcio.
Muy
contentos por ese merecido homenaje que significa el que le hayan conferido el
Premio de Poesía Iberoamericana que, más que a una obra literaria, es
reconocimiento a un modus vivendi, la poesía hecha norte, temple y tímpano del
vivir.
Y una
prueba de lo que digo es que Cadenas no se ha regodeado nunca, cuando ha
recibido un reconocimiento a su transitar poético, a hablar de "su"
poética o de "su" poesía. Habla del valor de la palabra, del buen
nombrar, de otros poetas, de la condición humana. Coincidimos con su tesitura
de pecho. Hablar en demasía de "la propia obra" es, en cierto modo,
trasladar la miopía del ojo a las regiones del ser y del espíritu.
Salud y bravo por él…
lacl
Palabras de Rafael Cadenas al recibir el Premio Reina Sofía
de Poesía Iberoamericana, Universidad de Salamanca.
Señora, señor Rector, señor Presidente del
Patrimonio Nacional, autoridades, familiares y amigos. Este es un inmenso
honor. Debo decir, una vez más, gracias. Esta palabra es muy importante. Se usa
para agradecer, como en este momento, un bien recibido que además viene de la
mano de la Reina Sofía y de las autoridades de la más antigua universidad
española, por añadidura, en la conmemoración de los ochocientos años de su
creación. Este cumpleaños la destaca entre las demás en edad en el mundo. En
otro ámbito, el de la política, permítaseme una referencia diferente al motivo
que nos reúne. Hay palabras tan principales como aquélla, por ejemplo,
libertad, justicia, democracia, civismo, honestidad; las cuales cuando se
ausentan de un país tornan muy difícil para sus ciudadanos el hecho de vivir
realmente. Esas palabras, además, deben corresponder a lo que designan, si no
habría que recurrir a lo que Confucio llamaba rectificación de los nombres, que
se asemeja a nuestra adequat. Es que en Venezuela nos urge
instaurar la normalidad, que sólo puede ser democrática. Pero no voy a
adentrarme en este punto porque no es la ocasión de hacerlo.
Quisiera sí señalar la importancia del
lenguaje en el ejercicio de la política. Tiene la enorme tarea de enfrentarse a
la neolengua de todo totalitarismo, un peligro para los seres humanos porque
los vuelve absolutamente dependientes del Estado. Ahora, voy a decirles mis
vínculos con España. A ella me une profundamente la lengua. Sobre esta relación
no es necesario insistir. Menos evidente es la que he tenido con su literatura.
Comencé a leerla siendo muy joven, creo que a los catorce años, y me cautivó.
El desfile empezó con la Generación del 27. Rafael Alberti, Federico García
Lorca y Pedro Salinas fueron los primeros con quienes estuve. Debo mencionar
también a Miguel Hernández, cuya poesía se adhiere tanto a la memoria, y a León
Felipe, que peregrinó por Hispanoamérica diciendo sus poemas y quien, a su vez,
se adelantó en España, como Walt Whitman en Norteamérica, a la ampliación del
poema, la cual lo hermana con la prosa. Recordemos que ya Lorca llamaba prosía a
los poemas de Salinas. Más tarde, leí a Jorge Guillén y a Luis Cernuda. Luego
pasé a los autores del 98. Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Azorín, y a
Miguel de Unamuno, nombre inseparable de esta universidad. Este despertador de
almas llegó temprano a Venezuela a través de las ediciones argentinas. De ellas
tengo casi toda su obra. De Unamuno me interesa, además de su estilo, lo que él
llamaba instinto de charla, su liberalismo y la idea de intrahistoria que
realza a la gente del común, que no entra en la historia pero sostiene todo. En
cuanto a la riña con Ortega y Gasset sobre lo de españolizar a Europa o
europeizar a España creo que lo resolvió la creación de la Unión Europea. Como
soy un gustador de la prosa, ¿qué amante del idioma no lo es?, disfruté la de
todos los mencionados.
A mi regreso de Trinidad, a donde me
exilió una de nuestras habituales dictaduras, que fue derrocada por un sector
del pueblo y del ejército, la vida me llevó de la mano a estudiar en la Escuela
de Letras de la Universidad Central de Venezuela. Después di clases por más de
treinta años, y en esa época una de las principales materias a mi cargo fue la
de poesía española. Continúo este recuento. Con mi esposa, y gracias a ella,
recorrimos mucho España. Inicialmente por iniciativa propia, después por
invitaciones de la Residencia de Estudiantes, lugar sagrado para mí, Casa de
América, o festivales como Poemat; a cada paso encontrábamos rasgos de nuestra
filiación.
Ahora me referiré a un hecho capital de
nuestra historia que a menudo se olvida: la llegada a Venezuela de los
exiliados españoles durante o después de la guerra civil. Fueron miles y entre
ellos vinieron profesores, científicos, escritores, que contribuyeron
decisivamente con nuestra cultura. Como Juan David García Bacca, Pedro Grases,
Manuel García Pelayo, Marco Aurelio Vila, Juan Niño, Federico Riu, Manuel
Granel, Guillermo Pérez Enciso, Mateo Alonso, Santiago Mariño y muchos otros.
Todos dejaron su impronta perdurable en nosotros. Quisiera nombrar a otros,
pero en razón de su cantidad no puedo. En realidad vinieron españoles de todas
las profesiones.
Hace años se publicó en Caracas un libro
de dos tomos con biografías breves de ellos, aunque no de todos, y en 2015
apareció el libro “Humanistas españoles en Venezuela”, compilado por el
escritor Tulio Hernández, hoy exiliado de Venezuela. Les daré una idea de lo
dicho. Yo hice el bachillerato en una ciudad del interior, Barquisimeto, que
originariamente se llamó Nueva Segovia de Barquisimeto, y recibí clases de tres
profesores españoles. Es decir, no sólo trabajaron en las universidades, sino
también en el Instituto Pedagógico, en los liceos de Caracas y de otras
ciudades.
Antes de concluir, debo agradecerle a la
profesora Carmen Ruiz Barrionuevo lo que a su vez ha hecho aquí por nosotros
con el apoyo de la Universidad de Salamanca. Ella fundó hace años la cátedra
que lleva el nombre de un gran poeta venezolano, José Antonio Ramos Sucre, a
fin de conocer la poesía venezolana. Merece un gran reconocimiento de parte
nuestra.
En una entrevista dije que la
palabra crisis aplicada a Venezuela es un eufemismo. Nuestra
situación es algo que va más allá de la crisis. Es de salida muy difícil.
Termino con una observación tal vez oportuna. Creo que los nacionalismos son
abominables. Traen odios, conflicto, guerra. Ojalá aprendamos y optemos por la
amistad entre las naciones; por eso he evocado la que existe entre Venezuela y
España, no sin recordarles a los que atacan este país que lo hacen en español.
Rafael
Cadenas, Discurso en la Universidad de Salamanca.
Nuestras gracias a la Universidad de Salamanca por difundir este registro.
Winter Solstice Celebration ~ Cathedral of St John the Divine ~ New York City ~ Paul Winter
A veces uno no puede con tanta belleza,
sinceramente...
[His Eye Is On] The Sparrow. Paul Winter Consort, Kecia Lexis-Evans A veces uno no puede con tanta belleza...
La magia es una oscura profesión que
deja amplio margen a patrañas y quimeras. Es difícil distinguirla del engaño.
Ya el oficio de chamán debe haber sido el campo de acción para embaucadores y
malhechores empedernidos, que se jactaban de sus ficticias aventuras en el Más
Allá y contenían la risa mientras su público escuchaba con temor o entusiasmo
sus palabras. Del frenesí al fraude, de lo demoniaco al crimen, sólo hay un
paso. Por eso en todas las épocas el charlatán acompaña al mago auténtico.
Finge ser un hombre divertido o seductor, liberador o brutalmente dominante; en
una forma u otra, lo único que le importa es su propia persona. Con sus
maquinaciones explota a los crédulos, juega con ellos en una forma audaz o diabólica.
Los conduce al engaño o a la destrucción, como el Flautista de Hamelín,
poniendo ante sus ojos el espejismo del camino que conduce al monte de la
felicidad.
En el himno homérico a Hermes, se
ensalza a este dios como el acompañante de las almas al infierno y como dios de
los poetas y los ladrones. Este himno lo describe como Un embaucador genial; ya
en la cuna roba los bueyes sagrados de Apolo, pero contesta tan astutamente al
interrogatorio, que Apolo admite en su círculo al "astro cambiante" y
entabla con él una estrecha amistad. Le permite existir junto a él como poeta,
sólo se reserva rigurosamente el don profético. Hermes le regala a su vez la
lira, por él inventada. La lira, el instrumento de Apolo,
es el invento del dios ladrón, quien se la entrega a Apolo con palabras que la
destinan a convertirse en el alegre juguete y e! deleite del género humano.
Hermes, el hijo de la Maya, tiene muchos
semblantes. Era también el dios del mago, que con su báculo regalaba fortuna y
enviaba sueños, era el dios taimado del ganado y el fraude, del comercio
lucrativo, el mediador entre el mundo inferior y el superior. En él está
encarnada toda ambigüedad beneficiosa y en él se realiza la unión de la poesía
y los misterios
de ultratumba. Evidentemente, ya los griegos
consideraban el ilusionismo como una forma de poesía, pero distinguiéndola
nítidamente del alto arte apolíneo. Existe una región de la literatura en la
que Hermes ha reinado en todos los tiempos. En ella viven figuras cuyo elemento
es la anarquía y el fraude y que aun así participan de la consagración poética.
Aquí pululan innumerables productos de cruzamiento en los que aflora el fondo
mágico prístino de toda imaginación. También grandes poetas se han detenido
aquí, temporalmente o para siempre. El mito de Hermes brilla de lleno en el Fausto
de Goethe.
En los ilusionistas mágicos sigue
trasgueando el presentimiento chamanista de lo suprasensible. Ya no deben o ya
no pueden ejercer la magia ritual, pero siguen soñando las grandes aventuras
del alma sin espiritualizarlas en la poesía. Su hechizo consiste en que aún
trasmiten espontáneamente la dicha y el terror de sus alucinaciones. Aún existe
para ellos la unidad de mundo interior y exterior, aunque sólo sea como puro
desvarío. Son en parte niños, en parte chiflados enfermizos. Los infantiles
permanecen toda su vida en el paraíso, los enfermos son la atormentada presa de
sus demonios. Pero aquí también se traslapan salud y enfermedad, felicidad y
maldición. Los aparentemente dichosos pueden obrar como duendes malignos, los
incurables, realizar cosas maravillosas. Como saben que se les considera
inoportunos e indeseables, se valen de estimulantes para olvidar su situación
desconsolada. Hasta que llega el día en que se convierten en esclavos de la
droga y pierden el resto
de su dignidad. Así sucede a menudo, pero no siempre. La diferencia entre
el poeta y el depravado se manifiesta allí donde este proceso no sigue el curso
acostumbrado.
También entre los videntes se cuentan
pocos elegidos. En todas épocas aparecen profetas que son considerados mensajeros del
diablo porque predican un dios derribado o que está por venir. También los
siervos del diablo se consideran elegidos; ensalzan la carnalidad, la
violencia, un ídolo humano o un concepto convertible en fetiche. Como apóstoles de este
ídolo arrastran a las masas tras de sí y fundan una religión, erigiéndose en
sus sumos sacerdotes. El falso vidente sucumbe a la primera oportunidad a la
tentación del poder y se transforma
en
el tirano ambicioso de una secta. Estos criminales santificados entablan la
lucha con los sacerdotes de la iglesia dominante; en esto se parecen a los
verdaderos profetas, y ¡qué difícil es a menudo distinguirlos de éstos! El
fallo queda en suspenso, sobre todo si proclamaron su fe en forma poética. Pues
algunos de ellos son verdaderos poseídos, aunque su visión los vuelva
chiflados. Se extravían en galimatías clericales y crean un lenguaje secreto
que extrajeron de libros misteriosos o que a veces inventan ellos mismos.
Conocen el efecto de la superstición de la palabra, del juego ocultista con
sonidos y números en que se basa la adivinación. Ningún fundador de una secta puede
pasarse sin malabarismos verbales. El lenguaje secreto es un hijo predilecto no
sólo de los místicos medievales y modernos -la misma Santa Hildegarda de Bingen
escribió glosas en un lenguaje y una escritura que ella misma inventó-, sino
también de los poetas, hasta Stefan George. El gusto por jugar enigmáticamente
con las palabras también fue característico de Goethe, Hebel y Morike, quienes
se complacieron en componer adivinanzas sin hacer de esto, claro está, una religión.
Según la leyenda, Homero murió de aflicción por no poder resolver sus
adivinanzas, Los oráculos délficos, que transmitían en verso los gritos
frenéticos de la pitonisa, eran famosos por su sentido enigmático -la palabra
sacerdotal siempre tiene cierto dejo ilusionista.
La interpretación triple de la Biblia que se
acostumbraba en -la Edad Media -historice,
moraliter, mystice-
no se debía a la iluminación del predicador, sino a
decretos eclesiásticos y debía ajustarse
a un esquema estricto; a veces se prestaba a que los clérigos hicieran juegos
de palabras que ya en aquel tiempo eran objeto de burla. Esas muestras de
habilidad están emparentadas con las prácticas de mística verbal que florecían
en los cultos esotéricos de la Antigüedad. En estos campos reina Hermes, no
Apolo. La gnosis elevó al dios de los ladrones y la magia a Hermes Trimegistos,
el espíritu universal “tres veces
grande”. Los escritos de esta secta son una de las fuentes principales del
misticismo y la alquimia verbal.
El cantor nace como un hijo de la
naturaleza, pero las Musas no siempre lo educan para servir a los poderosos.
Puede suceder que su naturalidad le impida convertirse en un miembro honorable
de la sociedad. En los principios y los fines de las culturas el cantor
pertenece de por sí al pueblo vagabundo. Pero también en tiempos clásicos debe
haberse dado el caso de que un rapsoda no se subordinara sin recaídas a su
medio aristócrata, sino que siguiera siendo un inquieto huésped del palacio. El
más famoso poeta cortesano de la vieja India, Kalidasa, fue boyero antes de
convertirse en una de las "nueve perlas" de la corte más esplendorosa
de su tiempo, en la que, según se cuenta, lo asesinó una de sus amantes. El bebedor
Li-tai-po llegó a la corte imperial china como aventurero errabundo, participó
en una sublevación y fue condenado al destierro, pero
obtuvo
el perdón al poco tiempo y se dice que murió de una borrachera. Tales eran los
vagabundos llenos de incontenible vigor y de embriaguez de los sentidos, para
quienes el orden de la naturaleza estaba muy por encima de las leyes hechas por
el hombre. Desdeñaban cualquier ligadura social y despreciaban ganarse el pan
por considerarlo un fraude a la vida, que ellos querían saborear en su plenitud
paradisíaca. Estos amantes del mundo cortan sin ningún escrúpulo los frutos que
les apetecen, y no conciben que se les tenga por criminales. Los griegos
poseyeron con Arquíloco, uno de sus primeros grandes cantores líricos, el
modelo del indómito poeta natural. Ya su ascendencia -era el hijo bastardo de
un gran señor y una esclava- lo condenó al conflicto con sus contemporáneos. Su
pobreza lo arrastró fuera de su patria y lo hizo regresar del extranjero a
Paros. Le fue negada la mano de su amada debido a su oscuro origen y a su
temperamento apasionado, y tomó venganza componiendo poemas injuriosos de mala
fama.
La ebria alegría de vivir es privilegio
de la juventud; ésta la siente como algo divino y tiene un derecho eterno para hacerlo.
Quiere vivir con despilfarro y prefiere morir joven a encanecer en medio de
honores. Sin embargo, si no muere, tiene que alargar artificialmente su
inocencia, pues no es capaz de vivir en sobriedad. Los hombres de este tipo, al
envejecer, se entregan al libertinaje para probarse a sí mismos y probar a los
demás que son inquebrantables. A partir de ese momento se parecen a los magos
fracasados; no pueden resistir a la tentación de olvidar su creciente miseria
en la embriaguez, y continúan su frenesí con mala conciencia. Se rozan contra
la resistencia que les opone el odiado medio ambiente, hasta abrirse heridas, y
se descarrilan por debilidad, se desangran en su guarida o se dan por vencidos
cuando han sido heridos de muerte. También en su caso es difícil decir si son
rebeldes ingenuos o cobardes histéricos. Los inquebrantados, aquellos que hasta
el final están satisfechos con su estado, son menos de lo que se cree. Los
enemigos más violentos del orden son a menudo hombres que embozan su
desesperación. En ellos arde la nostalgia por la vida honorable que alguna vez conocieron
o que buscaron por camino equivocado.
Los poetas no sólo han creado la cultura,
sino que una y otra vez la aniquilaron, cuando les pareció poco vital. Estaban
de acuerdo con los que la combatían: con el pueblo oprimido, y hasta con la
ralea aventurera que escapa de las redes de la ley o queda aprisionada en
ellas. En el fondo la sociedad nunca estuvo orientada para fomentar el talento poético.
Éste quedó incomprendido las más de las veces, y no es sorprendente que a
menudo tomara un rumbo extraviado, se convirtiera en rebelde o rodara a la
destrucción. Nadie se ha puesto a contar estas pérdidas siempre volvía a suceder
lo mismo, la guerra entre el hombre imaginativo y la sociedad no tuvo fin. En
el momento en que un poeta adoptara conscientemente la actitud de un outsider, se declaraba la guerra entre
él y los hombres, y ya ni siquiera contaba como circunstancia atenuante lo que
lograse como artista. Se veía en él al agente de todas las fuerzas
incontrolables, al instigador espiritual de todo intento subversivo cuando no
al cabecilla, y se le señalaba sin piedad como responsable. Si sus logros artísticos
eran innegables, se los presentaba como la obra de un bribón. Este nombre es el
insulto predilecto que se aplica al genio antipático, y no por pura casualidad.
El que ha Sido declarado ajeno a la sociedad es capaz de arrojar al suelo su
honor de ciudadano y vivir en la naturaleza, como un amigo de los niños y los
animales, de los bufones y los rebeldes. Otros renuncian a romper abiertamente
con la sociedad, pero miran con envidia a sus hermanos. Para éstos, el juego
más desenfrenado no es ridículo, el crimen más espantoso no es malo sin más ni
más. Schiller, Balzac, Gotthelf, Dostoyevski crearon sus monstruos morales a
base de una afinidad interior con ellos. Hasta el reservado Conrad Perdinand
Meyer llegó a decir que probablemente había cometido una falta grave en una
vida anterior, y que por eso había reencarnado como el poeta Meyer. La vida anterior
de que hablaba era su imaginación. También el reino de Hermes pertenece al
reino de la poesía. Hay que conocerlo, para poder decir dónde comienza y dónde acaba
la poesía, cuáles son sus rangos y en qué punto se convierte en falsa magia. Lo
que allí se muestra a menudo parece ser únicamente la deformación diabólica o
patológica de la poesía, y muchas veces no es más que eso. Así como la naturaleza
produce en los reinos vegetal y animal las criaturas más extrañas, la belladona
y las serpientes venenosas, para alcanzar su objeto, así también la poesía nace
de seres que son una abominación o un horror para el hombre civilizado. En estas
tinieblas crecen las formas de la poesía elemental, pero en ellas echan también
sus raíces las grandes obras de arte. El poeta pordiosero puede alcanzar una
grandeza junto a la cual toda literatura se convierte en caricatura. Cuando los
dioses caen y los reinos se desploman y, como dice Gottfried Kel1er, "las
grandes culebras mágicas, los dragones de oro y los espíritus subterráneos del
alma humana" rompen sus cadenas, también el espíritu poético se libera en
forma de puro instinto natural y adopta las formas más caprichosas. Es entonces
cuando renace la poesía, o cuando muestra en su agonía una vez más su rostro
más antiguo. Seres dudosos reviven en ella la vida vivida, para honrar el juego
inútil de quienes tan sólo conocen el formalismo entumecido de la clase
dominante. Profetas sin dios vagan en compañía de conjuradores de demonios, músicos
ambulantes con juglares, sacerdotes con demagogos fraudulentos y poetas venidos
a menos. Así sucedió en la Invasión de los Bárbaros, en la alta Edad Media, en
la guerra de los Treinta Años, en la desintegración de la burguesía moderna.
Historia
trágica de la literatura, Walter Muschg
Renato Braz and the Paul Winter Consort perform Anabela
Hace
unos tres o cuatro días surgieron, en retahíla, algunos bocetos en torno al
sentir. Y este hermoso film que, por obra del maravilloso azar, he visto anoche
algo empezado, vino a hacerle juego a los tejidos de la psique. Maravilloso el
escarceo allí tendido entre sentido y realidad, incluso, entre una cierta
negación del sentir que clama por salir a flote, mientras batalla con la
arrasadora realidad. Y todo esto, sin dejar de señalar el muy bien dispuesto
juego de cuentos dentro de un cuento. Cuentos que vienen a dar al traste con
cierto cliché sobre el arte de contar…
Una
película en la que la fábula mantiene un duelo a muerte con lo inexorable: la
pérdida de lo más preciado, el amor más puro, ese amor tan grande que no
podemos imaginar que sucumba con la muerte. Para colmo, es la historia de esa pérdida
en una edad en la que el ser humano se debate en un paso crucial (como el que
implica toda iniciación), cual es el de soltar la rienda -en tanto que persona,
en tanto que ser individuado-, la edad en que se comienza a soltar el hilo, a
alargarlo y alargarse uno con él mientras se
interna en el afuera, en ese misterio que podemos llamar vida, lo que es
lo mismo que decir para incursionar en el misterio de vivir, el paso en el que
un tanto melancólicamente le damos una despedida a la niñez.
Un film
que, a primeras luces, me ha parecido magnífico. En realidad, casi que no me
atrevo a decir que me ha parecido magnífico desde una perspectiva intelectiva,
pues mi razón deductiva creo que llegó a obnubilarse en algún momento de la
experiencia, para darle paso a aquel desbordamiento de lo que significa “pensar”
con el corazón, tal como anotara James Hillman. En realidad, fue como un
arrollamiento del corazón. Un film conmovedor, para volver a ver en el más
absoluto de los silencios.
Un par de olvidados bocetos... Salud! lacl *******
¿Tiembla mi mano
al enfrentarse a la página silente
o tiembla ante el silencio
que de todo nos despoja?
Muchas han sido las horas
en que he negado mi hora,
muchas veces bogando
contra la corriente,
pero, ante lo inútil de la lucha,
muchas veces dejándome
arrastrar por ella,
a sabiendas de que sus aguas
venían sazonadas
de iracundia y desencanto.
La respuesta está en el viento
que hace arpegio
al abrazar las enramadas,
en oportuno contrapunto
al silencio del que ha querido
teñirse mi alma.
Son las 7 y 20 de la mañana. Y es 24 de Diciembre
de 2015 *******
Un arco dorado o hálito de iluminación
se tiende sobre el aire de las palabras
cuando nos entregamos
a los ecos de la escucha,
que es como ensimismarnos
en una relectura desde el corazón.
“El que calla otorga”,
reza un adagio popular
para signar o zanjar
desavenencias y disputas.
Pero si le concediéramos
preeminencia a la escucha
de los ecos que bien sabe
catar el corazón,
en el paladar del silencio
estallaría, con todo su sabor,
el inmensurable regalo
que se nos otorga y que otorgamos
al callar.
Que anoche se fuera la luz me
pareció una providencia, pues me olvidé de redes y compromisos. La tesitura de
mi pecho reclamaba sosiego. Algo en torno al sentir que siempre se viene
bordando. Ese rumor que se hace arte y parte de nuestras vidas. Acto seguido,
me puse a jugar con esas impresiones del sentir que hacen juego con palabra e
ideas. Dejo parte de lo esbozado. No tiene interés literario, a mi juicio.
Acaso tenga alguno psicológico, si entendemos que la psique es algo que
trasciende el pensamiento discursivo y que hay, como tan bellamente sostiene
James Hillman, un pensamiento del corazón. En fin, dejo parte -como he dicho-
de lo bosquejado anoche y esta mañana. Y si acá lo dejo ahora es porque, al
irse la luz, los únicos enlaces que quedaron cargados en el ordenador fueron
las piezas musicales aquí agregadas y que, a modo de juego entre nostalgia y
memoria, hicieron las veces de vibrantes llamas de vela para, en “encore”,
acompañar la experiencia.
Salud!
lacl
Tantas veces me quitaron trato y venia, que no tengo
arrestos para saludar…
*
¿Que no sabes llorar o no puedes? Lo siento. Nadie puede
enseñarte.
*
Lo único que podría enseñar es mi llanto, pero él, esquivo,
traidor, abrupto, canta cuando quiere y no cuando le pido. Suele cantar a
solas. Y nada sabe de preces, sino de raptus.
*
La piedad es algo que uno no puede aprender. Vive de un
impulso.
*
El sentir no conoce otro plano, dimensión o universo que no
sea ése, el del sentir.
*
Muchos se juzgan desmesuradamente conformes de vivir una vida
negada al sentir. Su crédula incredulidad en algo les cobija (quizás para su
fortuna) de su propio desamparo. Son incapaces de paladearlo.
*
Talantes como el de desconocer las virtudes o padecimientos
del orbe sensible o el de quitarle el habla a todo sentimiento, pueden
servirnos de justificativos al acto de despertar cada mañana.
*
Cada día lloro sin lágrimas por los muertos de mi vida. Incluso,
por aquellos que me ultimaron. Llevo luto por ellos. No tengo otra elección.
*
Incluso, llevo luto por mi propia muerte, hay algo de
clemencia en saberse muerte.
*
A veces, viene una lágrima a colmarme el día.
*
Todos los días me visto con un invisible sayo negro (sí, es
negro aun cuando sea invisible), en signo de duelo por cada negación alzada en
tributo a la Torre de Babel.
*
Si pudiera resucitar a mis muertos, comenzaría por los que
me han dado por muerto.
*
Mi padre, mi madre y mis hermanos ya idos saben del sentir,
pero ya no pueden alegar nada en su defensa con voz audible.
*
Entretanto canto con sordina, a la luz de las horas solas.
Sin quejas, canto.
*
La melancolía es un rumor constante, acompasado. Inhala y exhala con cada bocanada del
pecho.
lacl, notas y aforismos sobre el canto con
sordina, justo entre la penumbra del atardecer y el avance de la noche…
19/10/2018.-
*******
Adendum del amanecer…
*
Hay seres cuya misión cardinal de su paso por la vida pareciera
ser la de andar borrando sonrisas en los rostros de cuanto mortal se les arrime.
Cuesta más empinada les resulta el vehemente intento de borrar la sonrisa
interior, esa llama que secretamente añoran rozar. Son seres acorralados por la
desgracia. Nos está vedado abrazarles. Pero les abrazo en el silencio.
*
Hay amores imposibles, cierto es. En el amor todo es
posible.
*
El amor es, ante todo, posibilidad; abierta y plena
posibilidad.
*
Hay cierta gana del sentir (y ello no excluye el mero
sentir sentimental) que puede ser derogada, abolida, acallada, suprimida por el
desborde de las furias.
Es como amordazar una boca.
Pero con ello no se logra derogar, abolir, acallar ni
suprimir el desborde del sentir.
*
¿Qué campaña hemos montado contra el sentir? Se le persigue
como a un menesteroso roedor cuya culpa es la de no lograr acallar su hambre.
*
¿Es posible desdibujar la sonrisa de un rostro? Es posible.
Pero ello no echará abajo la sonrisa silente que, como un arbusto, suspira a
trastiendas del rostro.
*
No todo es poesía en la vida. También vivimos del despojo,
de la poda de afeites, de la ausencia de adornos.
lacl, notas y aforismos sobre el canto con
sordina, adendum del amanecer…
20/10/2018.-
J. S. Bach Magnificat Harnoncourt -
Esurientes Implevit - Bernarda Fink
Chet Baker - I'm a Fool to Want You
Billie Holiday I'm a fool to want you
Billie Holiday
I'm a fool to want you
I'm a fool to want you
To want a love that can't be true
A love that's there for others too
I'm a fool to hold you
Such a fool to hold you
To seek a kiss not mine alone
To share a kiss the Devil has known
Time and time again I said I'd leave you
Time and time again I went away
But then would come the time when I would need you